Ajustes previsionales

Claudio Palavecino 21 Abr 201021/04/10 a las 11:48 hrs.2010-04-21 11:48:21

Editorial de El Mercurio, lunes 19 de abril.

El Gobierno ha dado indicios de que está estudiando eventuales cambios en las cotizaciones previsionales y la edad de jubilación. Al parecer, no existe aún una propuesta concreta, sino sólo está en curso una profundización de los análisis que normalmente se hacen sobre el funcionamiento del sistema previsional. Tras la reforma de 2008, parecen haber quedado muy consolidados los fundamentos del sistema chileno, y aunque algunos observadores críticos estimaron que la crisis económica mundial y su impacto sobre los fondos de pensiones podrían desacreditar todo el esquema, en poco tiempo esas aprensiones han quedado atrás.

No obstante, múltiples disposiciones técnicas, como el funcionamiento de los multifondos, requieren continuos ajustes en la medida en que se van detectando problemas o posibilidades de perfeccionamiento. Pero dos aspectos que están siendo analizados tienen una envergadura mucho mayor -la tasa de cotización y la edad de jubilación-, por cuanto afectan directamente a los trabajadores y, como lo ha demostrado la experiencia reciente en muchos países, poseen el potencial para provocar un efecto político de proporciones. La tasa de cotización incide directamente en el sueldo líquido de los trabajadores, y la edad de jubilación afecta a los sectores mejor organizados, que son aquellos que por edad ya se aproximan a la fecha del retiro laboral. Las razones que se han esgrimido para estudiar estos eventuales cambios son el aumento en la expectativa de vida y la baja densidad de cotizaciones observadas en la experiencia nacional de estos últimos decenios.

Las peculiaridades del sistema chileno abren camino a que ambos asuntos puedan tener soluciones voluntarias. Si alguien piensa que la cotización actual es baja para ha- cer frente a la prolongación de la vida, puede aumentar voluntariamente sus cotizaciones, además de optar por un seguro vitalicio llegado el momento del retiro, sin perjuicio de que también puede postergar libremente la fecha de su jubilación hasta reunir un fondo que le dé tranquilidad. Si advierte que la densidad de sus cotizaciones está muy lejos del ideal, por las razones que sea, también puede aumentar sus cotizaciones voluntarias para incrementar sus ahorros.

Pero la mayoría de las personas detecta estos problemas cuando ya es muy tarde. La necesidad de una mayor educación en materias previsionales es evidente, pero incluso con ella, no siempre las personas reaccionan de manera responsable. Posiblemente una medida útil sería aumentar los beneficios tributarios para quienes hacen aportes de modo voluntario, pero la mayor expectativa de vida y la baja densidad observada de cotizaciones no parecen ser suficiente argumento para efectuar cambios en factores tan sensibles del sistema.
Última Modificación 21 Abr 201021/04/10 a las 11:48 hrs.2010-04-21 11:48:21
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  • Jennifer Flores M.

    25 Jun 201025/06/10 a las 07:06 hrs.2010-06-25 07:06:25

    En razón a lo que ya se ha dicho, lo fundamental es educar sobre este tema y que las decisiones o diversas políticas que se vayan aplicando, ya sea aumentar la edad de jubilación o aumentar el porcentaje imponible, no sean rechazadas de plano por la población, que por supuesto tienen muchos argumentos para sostener que aquello no los beneficia, al contrario los perjudica, como por ejemplo:
    1.- si se aumenta el porcentaje imponible, las personas que tienen bajos sueldos, estos serán más bajos aun.
    Hay que tener presente por otro lado que la mayoría de las personas piensa en el presente a lo más en un futuro cercano, por ello en escasísimas veces veremos a alguien que tiene 25 años apróx. y al momento de recibir su sueldo este pensando en ahorrar un porcentaje mayor para obtener una mayor jubilación a los 60 o 65 años respectivamente; al contrario la mentalidad es otra es “gastar hoy y pagar mañana”,
    Por lo tanto cuando se proponen soluciones de este tipo, es obvio que el rechazo va ha ser de inmediato, aflorando las criticas.
    Por ello es fundamental educar y hacer entender que si se aumenta la edad para jubilar por ejemplo, esta decisión no es del todo nociva como popular mente se puede pensar, sino que es un efecto directo, de un hecho concreto: Las personas tienen una mayor esperanza de vida, sin embargo mientras más años vivan peores son las condiciones en que viven, porque durante su edad productiva no ahorraron lo suficiente para esta etapa de la vida que tan lejana se ve.


    saludos.

  • Francisco Bustos

    25 Jun 201025/06/10 a las 00:33 hrs.2010-06-25 00:33:25

    Estimados
    Creo que hemos llegado lograr un consenso fundamental. Hay que hacer una distinción entre los posibles y actuales beneficiarios de un sistema de seguridad social, es decir, "LOS trabajadores", y quienes actualmente pueden usarlo "El trabajador" o usuario concreto" al decir de Pablo G.

    Comparto con Annibal la idea de que en la medida de que sea un tema socializado, es decir, que sea de interés público y se converse y debata sobre el, será más probable que la discusión en el parlamento sea más seria. Creo que Freddy señalaba que por estos días, como todos señalan lo injusto de la tabla de riesgo varios parlamentarios han saltado a la palestra selañando que harán algo al respecto, sin embargo el paso del tiempo -me temo- podría llevar nuevamente este tema al olvido.

    Volviendo a la distinción, claramente el sistema no conviene a "LOS" trabajadores, pues de ser así no se explica por qué se utiliza en forma tan escasa por la población que -en mayor- medida reconoce que el sistema privado puede otorgar mejores prestaciones, sin embargo a costos muchas veces prohibitivos.

    Obviamente eso no quita que muchos de los actuales usuarios puedan mejorar su uso del sistema con más transparencia y educación.
    Saludos


    Saludos

  • Pablo Gres

    25 Jun 201025/06/10 a las 00:17 hrs.2010-06-25 00:17:25

    Efectivamente esa es la idea Annibal, pero me parace que sólo la educacion y transparencia no cambiaran la escencia del sistema.
    Desde un principio éste se presentó como un sistema ideado para "LOS" trabajadores en el que incluso ellos se podrían hacer parte del mismo (seguiendo la idea de capitalismo popular). Respecto a lo anterios, quizás es más pertinente hablar de que la educación y transparencia hacen que, finalmente, el sistema sea mas útil y beneficioso para "EL" trabajador.
    A mi juicio la diferencia es bastante sutil pero en sus consecuencias no es menos importante.

  • Annibal Cano G.

    24 Jun 201024/06/10 a las 23:35 hrs.2010-06-24 23:35:24

    Concuerdo con lo expuesto por Francisco en que el sistema que es menester que los trabajadores conozcan, igualmente les será perjudicial conociéndolo o no. Sin embargo, en la medida que la educación prolifere en la sociedad, la posibilidad de que la modificacion del sistema sea tema nacional (que se converse en los almuerzos familiares por ejemplo) es más alta y creo que en definitiva eso es clave para que a nivel país la necesidad de lograr un sistema previsional mas beneficiosos para los afiliados sea un objetivo común y no de unos pocos.
    La educacion es la unica manera de que la gente se interese sobre el tema y quiera hacer algo al respecto, que presione a los políticos que son sus representantes (supuestamente) y que de esta manera a largo plazo el sistema mute en pos de los trabajadores.

  • Pablo Gres

    24 Jun 201024/06/10 a las 23:00 hrs.2010-06-24 23:00:24

    A mi juicio la advertencia que hace Francisco sobre la "Transparencia y Educacion" es bastante pertinente. Basta sólo recordar las perdidas que muchos trabajadores sufrieron con la crisis del año 2008, para notar que si bien para éstos el hecho de que en el sistema haya más transparencia es bastante beneficioso, pero no estoy tan seguro que si para la otra parte sea igual de fructifero y producente.
    Concuerdo con mis compañeros en el hecho de que hay trabajadores que no tienen la posibilidad de aumentar el monto de las cotizaciones, ya que por ejemplo, con el sueldo base (ese principio básico de la "etica protestante" que hizo lo que es al capitalismo) "el ahorro" es bastante difícil, aún más cuando las autoridades consideran que un sueldo de 185 mil es demasiado.

  • Francisco Bustos

    24 Jun 201024/06/10 a las 21:30 hrs.2010-06-24 21:30:24

    Estimados
    He seguido con interes sus últimos comentarios. Concuerdo plenamente con la necesidad de una "educación previsional" a los afiliados, responsabilidad que debe recaer -como dice Annibal- tanto en los propios afiliados, como en los organismos del Estado destinados a ello. La Superintendencia por ejemplo en su página web tiene la información explicada en forma relativamente sencilla, sin embargo sólo tener ese sitio web es una medida insuficiente. Sin duda conocer los incentivos tributarios es algo que debería fomentarse, pues logra conjugar un interés público -mejorar las pensiones- con costos privados. (El interes de recaudar debe ceder ante el interés de mejorar las pensiones, sobretodo si así se evita recurrir al pilar solidario y desembolzar para el Estado).

    Lo otro que también es interesante, a mi parecer, es que hay muchos casos en que el problema no se da por conocer o no conocer el sistema, sino por las propias condiciones de la empleabilidad en nuestro país, donde el empleo precario está tan a la orden del día como hace un siglo.

    ¿Cuál seriá la consecuencia de que la gente comprendiera un sistema, que les es de todas formas perjudicial? En general tiendo a pensar que los que inventaron el sistema saben que en la medida en que reciba menos cuestionamientos funcionará mejor. La transparencia por tanto es más problematica para el modelo de lo que las declaraciones de buena crianza admiten. Si yo fuera asesor de una AFP, sin duda recomendaría un lavado de imagen, pero sería cauteloso con difundir demasiado como funciona.

    Saludos

  • Annibal Cano G.

    24 Jun 201024/06/10 a las 16:15 hrs.2010-06-24 16:15:24

    Concuerdo totalmente con Constanza en el sentido que la "educación previsional" de los tabajadores es fundamental para mejorar tanto las condiciones en que se jubilen - pensionen los afiliados como el sistema mismo de previsión en la medida que permitiría una visión crítica por parte de los beneficiaros del sistema que hoy en día ven el sistema previsional como algo que simplemente es así.
    Creo que las posibilidades de reformar el modelo previsional son escazas toda vez que los propios afiliados a éste no se preocupan por conocerlo y analizarlo, no se logra identificar la trascendencia de éste para la sociedad y principalmente los sectores más pobres de la población.
    Por otra parte, la problemática de desconocimiento del sistema previsional de los trabajadores tiene a mi parecer dos posibles responsables: Por una parte, los propios trabajadores afiliados tienen el deber de informarse y preocuparse de conocer el funcionamiento del sistema ya que son ellos los principales interesados (o debieran serlo). En un segundo lugar creo que la responsabilidad del E° en este aspecto es clara e innegable. El deber del Estado es propender el bien común, por ende, debiese poner sus fuerzas en educar a los trabajadores para que el día de mañana no se encontraran desprotegidos. Es más, desde un punto de vista económico, al estado le conviene que los trabajadores coticen y sean responsables para que a futuro las pensiones que entrega el Estado disminuyan.
    Se tiene que dejar atrás el pensamiento sobre la jubilación que tienen los trabajadores de que "todavía" no es importante o que "falta mucho para eso" y lograr que la sociedad en general considere sus objetivos a largo plazo y piense en su futuro.

  • Gabriela Loyola Almuna

    24 Jun 201024/06/10 a las 15:06 hrs.2010-06-24 15:06:24

    Creo que antes de decidir sobre eventuales cambios al sistema de pensiones, ya sea la propuesta en retardar la edad para jubilarse sobre todo la edad de las mujeres en vista de que se insertan más tarde en el mercado laboral así como su baja capacidad de ahorro dada la disparidad en los sueldos en base al género, o su vida laboral interrumpida (momentos en que trabajan y otros dedicados al hogar), o pensar si es suficiente la actual taza de cotización de 10% en las AFP, etc. Me parece que tal como indicó, el subsecretario de Previsión Social, Augusto Iglesias en una entrevista para el diario la Tercera en su sección Negocios y Economía (13/04/2010) hay que analizar en un largo plazo la efectividad de tales cambios en vista de reformas pequeñas que han surgido cuyo impacto no logra verse al corto plazo. Cito las palabras del “se requiere evaluar primero el impacto de la reforma previsional, que introdujo incentivos al ahorro previsional, un subsidio a la contratación de jóvenes, cambios en la licitación del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) y el ingreso en 2012 de los independientes al sistema. Todo ello podría mejorar la densidad de las cotizaciones de los afiliados. "Si esas reformas tienen impacto en la magnitud deseada, la conclusión a la que uno llega respecto de la necesidad de eventuales cambios a la tasa de cotización y edad de jubilación es distinta a si observamos que esos cambios no tuvieron efecto alguno"

  • Claudio Tapia A.

    23 Jun 201023/06/10 a las 02:27 hrs.2010-06-23 02:27:23

    El punto de Freddy respecto a la inestabilidad del mercado actual de trabajo y su desincentivo a la afiliación/cotización me parece la mejor manera de entender el fenómeno señalado por la columna. Sobre si la opción de solución más adecuada radica en incentivar las medidas de ahorro voluntario por sobre los factores "delicados del sistema" i) ¿tenemos edades de jubilación tan altas? comparativamente a las Europeas no y habría que juzgar si nuestras expectativas de vida son acordes a las mismas (y si estas han ascendido por qué no la edad de jubilación. ii) Es innegable el factor de educación necesaria que señala la columna (punto en el que de todos modos pareciera que las AFP no tienen incentivo dado que invierten poco en el punto, al contrario de la alta publicidad y costo de la misma en otros aspectos), iii) sobre el punto relativo a los beneficios tributarios, ¿no serían esto un beneficio "clasista"? intuitivamente asumo que el numero de sujetos que no alcanzan las tasas de ahorro necesarias no son del estrato más beneficiado de nuestra sociedad, entonces en respuesta vendría (asumo) un incentivo del tipo aporte estatal en el caso de que el beneficio tributario carezca de eficiencia, pero en tal caso siguiendo la lógica de que el fundamento de la reforma está en la libertad de los individuos mayormente al rol del Estado, ¿no resultaría por tanto en una contrareforma?, sospecho (quizá erradamente) que lo que hay detrás de una postura pro beneficios tributarios versus aumentar los "factores sensibles", es una defensa a la libertad, de los que no sufren el problema, consideración que me parecería injusta.

  • Freddy Henríquez C.

    23 Jun 201023/06/10 a las 02:09 hrs.2010-06-23 02:09:23

    La baja densidad de la poblacion cotizante y la irregularidad de periodos remuneracionales (trabajos inestables) son factores de suma relevacia a la hora de observar posibles reformas al sistema de pensiones tales como el aumento de la edad para pensionarse y de la taza de las cotizaciones. Soluciones que van dirigidos a aumentar los montos de las cuentas individuales en que se depositan los dineros de los trabajadores afiliados a las AFP. Si bien son cambio que pueden tener gran influencia en la determinacion de la futura pension (para los afiliados), estas no resuelven un tema de fondo, a saber, la falta de interes en cotizar. El mercado laboral ofrece menos posbildades de trabajo dependiente (prolongado en el tiempo) vs el trabajo independiente (a honorario o boleteo) tal vez, prima facie, por la contundente y gruesa legislacion laboral (CT) segun la modesta opinion del profesor. Es en razon de este ultimo, trabajo independiente, en que las tazas de afiliacion son muy bajas. Sin embargo este punto en especifico tiene fecha limite, dada la incorporacion obligatoria a las AFP de estos trabajadores en los proximos años. Por su parte, la falta de interes en los APV por ejemplo sin duda pasa por una falta de educacion con respecto al tema y la consecuente imporntancia de hacernos cargo (deber moral) de nuestra vejes, independiente de la proteccion social del estado.

    La educacion en el tema, el aumento de la edad para jubilar, el aumento de las tazas de cotizacion, deben ser analizados conforme a los objetivos que persigue el trabajo y la proteccion estatal; EL GOCE DE UNA VIDA DIGNA, en la juventud y la vejez.

  • Francisco Bustos

    22 Jun 201022/06/10 a las 02:55 hrs.2010-06-22 02:55:22

    Estimados
    Una cuestión que siempre se menciona en este tipo de debates, y que no deja de llamarme la atención es el argumento de que si las aprensiones formuladas en un determinado momento resultaron estar equivocadas, esas aprensiones deben dejarse atrás, en campos tan fluctuantes como son la economía.

    El editorial citado señala que "Tras la reforma de 2008, parecen haber quedado muy consolidados los fundamentos del sistema chileno, y aunque algunos observadores críticos estimaron que la crisis económica mundial y su impacto sobre los fondos de pensiones podrían desacreditar todo el esquema, en poco tiempo esas aprensiones han quedado atrás."

    Es muy probable que el sistema haya logrado soportar la crisis de las hipotecas subprime -no gracias al neoliberalismo, sin duda alguna- sino a los Estados que se apresuraron el apuntalar a los bancos, a adquirir las bancas privadas y a las empresas, además de entregar cantidades absurdamente grandes de dinero para salvar otras tantas. (Que haya sido o no una buena solución sin duda daría para escribir mucho más). Gracias a eso y al manejo económico que tenía Chile -gracias a lecciones aprendidas de otras crisis, según el ex oficialismo- el problema no afectó tanto a nuestro país.

    Sin embargo no por eso es sensato que se "baje la guardia" -si yo fuera partidario del modelo no lo haría.

    Hay que recordar que de un estado de cosas no puede derivarse una premisa normativa.

  • Francisco Bustos

    20 Jun 201020/06/10 a las 01:09 hrs.2010-06-20 01:09:20

    El reportaje de LND ilustra bastante bien un tema, que vimos en las lecturas de la primera prueba. Los que diseñaron el sistema olvidaron revisar los datos y hacer más estudios sobre el impacto de la aplicación del sistema (sin contar otras críticas, como las circunstancias en que el sistema fue impuesto).

    En muchos casos el sistema no es efectivo, puesto que la tasa de empleo precario es altísima -según don Gabriel Salazar- hoy es aproximadamente la misma tasa que teniamos a comienzos del siglo pasado, por lo que medidas como reforzar el pilar solidario, son "innovaciones en sentido correcto" (parafraseando a un columnista de cuyo nombre no quiero acordarme).

    Saludos

  • Francisco Bustos

    20 Jun 201020/06/10 a las 00:54 hrs.2010-06-20 00:54:20

    Me gustaría detenerme en el párrafo final de la editorial. Ciertamente la necesidad de mayor educación en materias previsionales es evidente, y aún en esos casos no es seguro que vaya a existir una respuesta responsable. Desconozco si existen encuestas al respecto pero probablemente del porcentaje de población que tiene previsión, uno importantísimo no debe tener la más mínima idea de como funciona.

    Incentivar las soluciones voluntarias parece una medida correcta, pues podrá ayudar a que algunas personas mejoren su situación, no obstante como medida única es insuficiente.

    El problema con la soluciones "voluntarias" es que además de depender de conocer el sistema y de los incentivos que se podrían implementar, es que está intimamente ligada con que el cotizante disponga de medios suficientes para, además de cubrir sus necesidades, pueda disponer de una cantidad para cotizar voluntariamente en forma regular.

    Como bien señala Lukas, la capacidad de ahorro es algo contingente, por tanto no dependen sólo de la voluntad de cotizar, sino de la capacidad, y del conocimiento del sistema.

    Saludos

  • Lukas Hudson H.

    18 May 201018/05/10 a las 22:22 hrs.2010-05-18 22:22:18

    Lo expuesto nos deja el problema en el tapete: la contingencia, la esencia de lo futuro, hace de la capacidad de ahorro algo efímero. Si bien el sistema previsional se centra en los principios individualistas de ahorro más el subsidio estatal en caso de no cubrir lo minimo, ello se analiza en base a criterios de consumo y calidad de vida presente. No es posible, ergo, saber que ocurrirá con el costop de vida futuro que si bien es posible preveer por medio de ciertos parámetros (IPC, UF, etc), las cifras nunca serán exactas debido a lo variable que son las contingencias. En consecuencia, jamás tendremos asegurados una jubilación que cubra totalmente nuestras necesidades de modo que el ahorro se vuelve algo aparente.
    ¿Como puede revertirse aquello? Se habló de beneficios tributrios, pero son para el incentivo de ahorros voluntarios qu puede que uno no esté en condiciones de realizar. Al parecer, el supuesto de que el Estado deba aportar para completar el mínimo exigido es escaso y (para algunos oportunistas adherentes a la concepción estatista) podría cambiar de rumbo y tener nuevamente un rol activo en el sistema de previsión social.

  • Carla Sepúlveda P.

    16 May 201016/05/10 a las 09:19 hrs.2010-05-16 09:19:16

    La renovada cara de las jubilaciones
    / La Nación Por Darío Zambra B.
    Domingo 16 de mayo de 2010 | | LND Reportajes

    Justo cuando España y Grecia recortan las pensiones de sus habitantes, el sistema de AFP alcanza los 30 años de vida. Y lo hace en un momento clave en el proceso de envejecimiento de la población nacional, cuando cada vez son mayores los desafíos del sistema del que dependerán casi tres millones de chilenos.


    Con las manos en la masa, literalmente. De esa forma encontró LND a la señora Lucila Yáñez, el jueves en la tarde. Preparaba pan amasado para llevar a la casa de una amiga, a quien visitaría horas más tarde. Cuando fue contactada, recién lo estaba amasando y se alistaba a prender el horno. “Es el verdadero pan amasado, con levadura y todo, mijo. ¡Viera usted cómo me queda bueno!”, aseguraba orgullosa.

    Cada vez que sale, como en esta oportunidad, Lucila paga su propio pasaje. Es uno de los gustitos que se puede dar desde que comenzó a recibir, en diciembre de 2008, su Pensión Básica Solidaria. Son $75 mil que cobra sagradamente cada mes. A algunos quizás la cifra les parezca insignificante, pero para esta mujer de 70 años es bastante relevante, sobre todo si se considera que antes no recibía ningún peso. “No es una cantidad grande de plata, pero sirve mucho”, cuenta.

    Lo primero que hace cada vez que recibe su plata, es comprar sus remedios para combatir la hipertensión. En sólo uno de ellos, que le dura un mes, gasta $11.500. Vive allegada en la casa de su hija, quien ahora está cesante, por lo que esa pensión las ha ayudado: “Imagínese, antes no había recibido nunca y ahora tengo esta pensioncita que me sirve harto”.

    En 2012 serán en total más de 1,5 millones de personas de la tercera edad que recibirán, al igual que Lucila, la Pensión Básica Solidaria. Es uno de los principales beneficios creados con la reforma previsional de 2008, la mayor modificación que ha enfrentado el sistema de pensiones desde su creación en 1980 y que le cambió la cara a las jubilaciones de los chilenos.

    Son 30 años que cumple un sistema que ha tenido tantos logros como cuestionamientos y que se registran justo cuando Chile enfrenta un momento clave en la transformación hacia un país con tasas más altas de adultos mayores.

    Chile envejece

    El actual sistema de capitalización individual comenzó a operar el 1 de mayo de 1981. Sin embargo, y como explica a LND a través de un correo electrónico José Piñera, el principal arquitecto detrás de esta reforma, el próximo 4 de noviembre “se cumplen los 30 años, pues el Decreto Ley 3.500, que creó el sistema de AFP, se firmó ese (gran) día”. Ese sistema privado de pensiones reemplazó al sistema de reparto, en el cual el Estado se encargaba de cobrar y pagar las pensiones.

    Desde esa oportunidad, todos quienes se integraron al mercado laboral formal debieron cotizar obligadamente a través de este mecanismo. Quienes ya estaban en el mercado de trabajo imponiendo en el esquema anterior, tuvieron la posibilidad de continuar en las cajas de empleados y quienes decidieron cambiarse a las AFP, hoy reciben los pagos conocidos como bonos de reconocimiento.

    Fue una reforma pionera en el mundo. Era la primera vez que un país privatizaba las pensiones de sus trabajadores. Desde entonces han transcurrido 30 años, los que se cumplen en un momento en que el país atraviesa una transformación hacia una población con mayores tasas de adultos mayores, que son aquellas que tienen más de 60 años. Según el INE, en 1992 en Chile el 10,4% de las mujeres y el 7,9% de los hombres tenían 60 años o más. Sus estimaciones son que para 2015 esas tasas serán de 16,1% y 13,4%, respectivamente.

    En el informe final del Consejo Asesor para la Reforma Previsional (el grupo de trabajo que hizo las propuestas para modificar el sistema de pensiones) se explica que, producto de las condiciones de vida del país y de los avances en salud, en 2020 los mayores de 60 años superarán las tres millones de personas. En 2050, esa cifra alcanzaría los 5,7 millones de chilenos, que equivalen al 28% de la población.

    “En el futuro habrá proporcionalmente más abuelos y bisabuelos, con una expectativa más larga y con familias más pequeñas, muchas de ellas de estructura monoparental o encabezadas por una mujer. Esta situación hará que el cuidado de los adultos mayores se transforme en una carga más difícil de sobrellevar para las familias, especialmente en los hogares de menores ingresos. Por esta razón es indispensable que el sistema previsional ayude a hacer de la autonomía de los adultos mayores una oportunidad y no un drama social”, consigna el informe.

    A meses de alcanzar su tercera década de vida, ¿está preparado el sistema chileno de pensiones para enfrentar este profundo cambio en su población? A juicio de Mario Marcel, ex director de Presupuestos del gobierno de Lagos y quien encabezó y dio nombre a la Comisión de Reforma Previsional, “estamos entrando en una etapa de la transición demográfica más profunda en Chile, en la que la proporción de trabajadores pasivos empieza a hacer muy alta en relación a los activos. Si tuviéramos un sistema de reparto, en los próximos años tendríamos cada vez más problemas para financiar las pensiones de los trabajadores pasivos. La realidad actual es que la rentabilidad de los activos permitirá financiar pensiones más altas de lo que se habría podido financiar con una fórmula de reparto como el anterior”.

    Diagnóstico realista

    Hace cuatro años, ese diagnóstico no estaba tan claro. Por el contrario, el sistema de pensiones era bastante cuestionado. En el mismo informe de la comisión, Marcel aseguraba que “de seguir las cosas como están, se estima que dentro de 20 años sólo alrededor de la mitad de los adultos mayores podrá contar con una pensión superior a la mínima, menos del 5% podrá acceder a la pensión mínima garantizada por el Estado y el resto deberá conformarse con una pensión inferior a la mínima, una pensión asistencial, una pensión de sobreviviencia o no tendrá pensión”.

    Era un diagnóstico pesimista, que llegó a ser consensuado y que fue resistido por las AFP. “Más que pesimista era realista”, aclara Alberto Arenas, actual investigador del Centro de Microdatos, ex director de Presupuestos y uno de los arquitectos de la reforma previsional. “Y la realidad era tan dura, porque estaba basada en la experiencia. El principal diagnóstico que hicimos era que había un problema de cobertura tanto en el mercado del trabajo como en el sistema de pensiones al momento de entregar los beneficios. El mercado de las pensiones es casi un reflejo de lo que pasa en el del trabajo y muchos de los problemas tenían que ver con las características de este último”, explica.

    La realidad era que sólo el 60% de la fuerza de trabajo cotizaba regularmente en el sistema. Los grupos que menos lo hacían eran los trabajadores independientes, las mujeres y los jóvenes. Una de las conclusiones del informe era “que el régimen de capitalización creado por la reforma de 1981 no es actualmente capaz de resolver las necesidades previsionales de todos los chilenos”.

    Según Marcel, “ese no era un problema del sistema de pensiones, sino del mercado del trabajo, que es mucho más heterogéneo de lo que estaba implícito cuando se creó el sistema. Por entonces, los trabajadores laboraban durante 40 años y sólo dejaban de cotizar cuando estaban desempleados. La realidad fue bastante diferente, con una fuerza de trabajo con una alta proporción de cotizantes con lagunas previsionales importantes”.

    En el diagnóstico también se encontraron problemas de competencia en la industria -en especial, grandes barreras de entradas para nuevas AFP- y una fuerte discriminación hacia las mujeres, quienes podían cotizar la misma cantidad de veces que un hombre, pero jubilaban con pensiones menores. A juicio del diputado PS y ex ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, “el sistema de AFP no estaba cumpliendo su promesa original, que era garantizar pensiones suficientes para sus cotizantes. Lo que pasa es que fue diseñado para un mercado de trabajo que no era el chileno. Entonces, tenía un error de concepción inicial y el resultado de eso es que íbamos a terminar con un sistema privado en que más de la mitad de las pensiones se pagarían con fondos fiscales. Era la negación del concepto inicial y la derrota más absoluta del sistema. Eso había que corregirlo”.

    Repensando los 30

    Genaro Escuti se vio obligado a jubilar anticipadamente, porque la empresa en que trabajaba cerró al morir su dueño. Durante toda su vida laboral se desempeñó como cajero, primero en el Matadero Santiago, luego en Lo Valledor y, finalmente, en Isacruz. En uno de sus trabajos, su jefe -“un gringo”, precisa- les imponía no por lo que ganaban, sino por el mínimo. Quizás eso explique el bajo monto de la pensión que recibía hasta hace dos años, el que no superaba los $70 mil.

    Con la implementación de la reforma de 2008, Genaro se convirtió en uno de los beneficiarios del Aporte Previsional Solidario de Vejez. De esa forma sumó $20 mil pesos a su pensión. “Es poco, pero alcanza para pagar la cuota del crédito que pedí en una caja de compensación”, acota. Ese es un aporte fiscal que se comenzó a entregar a todas las personas que, pese a haber ahorrado en el sistema, reciben una pensión inferior a $70.000 mensuales y que en 2012 beneficiará a todos quienes hayan cotizado y reciban una pensión menor a $225.000.

    Además del Pilar Solidario, la reforma previsional de Michelle Bachelet introduce cambios para enfrentar la discriminación contra la mujer, para incorporar a los trabajadores independientes al sistema, aumentar la competencia en la industria, entre otras modificaciones.

    Esa reforma es el principal cambio que se le ha hecho al sistema en sus tres décadas. “En sus primeros 25 años se consideraba casi impensable hacerle reformas, sólo hubo ajuste pequeños”, precisa Marcel. Las modificaciones más relevantes fueron la creación en 2002 de los multifondos y del Ahorro Previsional Voluntario, conocido como APV.

    De tanto en tanto, el sistema es sentado en el banquillo y surgen las voces para reemplazarlo o para contar con un esquema alternativo. Sucedió cuando se registró la crisis financiera internacional y los activos de los fondos de pensiones perdieron gran parte de su valor. En ese entonces muchas personas que debían jubilar debieron hacer la pérdida y, por lo tanto, sus pensiones fueron menores que si lo hubieran hecho antes de la debacle. “La crisis evidenció la inviabilidad del sistema de pensiones, porque mostró que los mercados financieros en el largo plazo pasan a pérdida la mayor parte del tiempo. En los últimos 100 años han pasado a pérdida durante 60. El sistema de AFP en un solo año de crisis perdió el 60% de todo lo que había ganado en los 26 años precedentes, lo que muestra su inmensa fragilidad. Nuestra opinión es que hay que terminar con este sistema”, plantea el economista del Cenda, Manuel Riesco.

    El diputado Andrade asegura que esa crisis demostró también “la absoluta insensibilidad del sistema. Ante esa situación era razonable que las propias AFP hubieran tomado alguna iniciativa en el sentido de bajar las comisiones para beneficiar al cotizante, pero no lo hicieron”.

    Según Alberto Arenas, una de las principales conclusiones en el balance de estos 30 años es la participación del Estado en el sistema: “Lo que hemos aprendido es que en la consolidación de un sistema de previsión social, el Estado debe participar no sólo regulando, sino que también en la provisión y financiamiento de beneficios. No es un Estado reemplazante, sino que puede complementarse en forma integrada. Es un modelo que se está consolidando y que puede ser un ejemplo para que otros países lo sigan. En ese sentido, la reforma previsional ha superado al modelo inicial”. //LND
    CUADRO:
    Nueva AFP será la más barata: su comisión es de 1,14%

    Fue una de las medidas para aumentar la competencia en la industria que introdujo la reforma previsional. Y está a punto de concretarse con el estreno de la AFP más barata del sistema. Se trata de la AFP Modelo, la administradora que en febrero ganó la licitación de los nuevos afiliados, proceso que realizó la Superintendecia de Pensiones. Modelo presentó la oferta más barata, una comisión de 1,14% de la renta imponible, que es 24% más baja que el promedio actual del mercado. Las otras administradoras que quedaron en el camino fueron Planvital, Habitat y Cuprum, que presentaron comisiones que iban de 1,19% a 1,32%.

    Con el proceso, la AFP de los hermanos Andrés y Pablo Navarro -controladores de Sonda- garantiza el ingreso inmediato de cerca de 700 mil afiliados, que son los trabajadores que se integrarán al mercado laboral en los próximos meses. Sus ejecutivos han adelantado que su puesta en marcha será en junio y que tendrá un fuerte énfasis tecnológico, que es el sello de las empresas de los hermanos Navarro.

    ¿Bajarán las otras AFP sus costos tras la entrada de este nuevo competidor? Según Marcel, hay que esperar la “reacción del resto de los actores de la industria, que buscarán atraer la atención de los afiliados hacia otras dimensiones del servicio que proporcionan o algunas quizás comiencen a ajustar sus comisiones. Depende mucho de cómo reaccionen los afiliados, porque si empiezan a cambiarse a la nueva AFP porque tiene costos de administración más bajos, probablemente las otras reaccionen. Pero si eso no ocurre, ya dentro de un año y medio más habrá otra licitación y es probable que entre otra AFP y poco a poco estas administradoras nuevas capten la preocupación de sus afiliados”.

    Un dato revelador acerca de la sensibilidad de los afiliados al precio que cobra su AFP, lo arrojó la Encuesta de Previsión Social 2009. Según este sondeo, sólo el 2,1% conoce la comisión variable que le cobran y apenas el 1,7% sabe acerca de su comisión fija (ver recuadro).

  • Annibal Cano G.

    21 Abr 201021/04/10 a las 16:43 hrs.2010-04-21 16:43:21

    A mi parecer, las soluciones para las bajas cotizaciones que en teoría no serían capaces de cubrir el alza en la expectativa de vida, a un nivel individual, podrían ser efectivas. Me refiero a que darse cuenta de que lo ahorrado no será suficiente para financiar la vejez es básico y claro que se resolvería aumentando el nivel de ahorro, pero el punto está en la posibilidad real que tienen los trabajadores de aumentar las cotizaciones en este caso. Así nos encontramos con que efectivamente ciertas personas en el sistema podrán mejorar su pensión futura porque tienen la posibilidad de aumentar sus cotizaciones o de contratar un seguro, ¿pero qué pasa con los que no tienen tal capacidad de ahorro? ¿Problema de ellos?¿Subvenciones? Esa es para mí la cuestión fundamental del asunto y hacia allá debería enfocarse el Gobierno entendiendo que es éste el protector del “pueblo” y quien debe velar por el bien común.
    Saludos.