Hayek y la justicia social
Claudio Palavecino 6 Sep 201006/09/10 a las 14:13 hrs.2010-09-06 14:13:06
Quienes así lo deseen, pueden continuar la reflexión sobre "El espejismo de la justicia social" a partir de los siguientes tópicos hayekianos:
1) La exigencia de justicia social es una idea potente. La gente cree en ella, como antes tambièn creía en fantasmas y brujas. Al igual que esas supersticiones es una creencia peligrosa: es un pretexto para forzar al prójimo. Es un espejismo inalcanzable, pero cada paso que se da para intentar alcanzarlo reduce nuestra libertad personal. Es una apelación a los miembros de la sociedad para que se organicen de tal modo que puedan asignar determinadas cuotas de la producciòn social a diferentes individuos y grupos.¿Existe un deber moral de someterse a un poder capaz de hacer esta distribuciòn?
2) ¿Es posible mantener un orden de mercado imponiendo un modelo de remuneración basado en la valoración de los resultados y necesidades de los distintos individuos o grupos por parte del gobierno?
3) Nos turba ver como la vida trata injustamente a las personas: la felicidad del malvado, el sufrimiento de los buenos. Nos alegra el esfuerzo que recibe sus recompensa. Experimentamos la misma sensaciòn respecto de los diferentes destinos del hombre de los que nadie es responsable: calamidades que se abaten sobre una familia mientras otra prospera; una brillante carrera se frustra por un accidente, etc. ¿Qué injusto, verdad?
No ha diferencia, es el mismo sentimiento de injusticia en el caso de la distribuciòn de bienes materiales en una sociedad de hombre libres. Cuando nos quejamos de la injusticia de los resultados del mercado no hay a quien imputarle la injusticia, clamamos a la sociedad como Job a Dios ante las tremendas desgracias que le envía. No hay ninguna voluntad que puedad determinar los ingresos relativos de las distintas personas o evitar que incida la casualidad. Sólo si hubiera un planificador central, una economìa somentida a administraciòn central cobra sentido calificar moralmente los resultados.
1) La exigencia de justicia social es una idea potente. La gente cree en ella, como antes tambièn creía en fantasmas y brujas. Al igual que esas supersticiones es una creencia peligrosa: es un pretexto para forzar al prójimo. Es un espejismo inalcanzable, pero cada paso que se da para intentar alcanzarlo reduce nuestra libertad personal. Es una apelación a los miembros de la sociedad para que se organicen de tal modo que puedan asignar determinadas cuotas de la producciòn social a diferentes individuos y grupos.¿Existe un deber moral de someterse a un poder capaz de hacer esta distribuciòn?
2) ¿Es posible mantener un orden de mercado imponiendo un modelo de remuneración basado en la valoración de los resultados y necesidades de los distintos individuos o grupos por parte del gobierno?
3) Nos turba ver como la vida trata injustamente a las personas: la felicidad del malvado, el sufrimiento de los buenos. Nos alegra el esfuerzo que recibe sus recompensa. Experimentamos la misma sensaciòn respecto de los diferentes destinos del hombre de los que nadie es responsable: calamidades que se abaten sobre una familia mientras otra prospera; una brillante carrera se frustra por un accidente, etc. ¿Qué injusto, verdad?
No ha diferencia, es el mismo sentimiento de injusticia en el caso de la distribuciòn de bienes materiales en una sociedad de hombre libres. Cuando nos quejamos de la injusticia de los resultados del mercado no hay a quien imputarle la injusticia, clamamos a la sociedad como Job a Dios ante las tremendas desgracias que le envía. No hay ninguna voluntad que puedad determinar los ingresos relativos de las distintas personas o evitar que incida la casualidad. Sólo si hubiera un planificador central, una economìa somentida a administraciòn central cobra sentido calificar moralmente los resultados.
Última Modificación | 6 Sep 201006/09/10 a las 14:14 hrs.2010-09-06 14:14:06 |
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