Contra los ecologistas

Claudio Palavecino 18 May 201118/05/11 a las 00:00 hrs.2011-05-18 00:00:18

Hagamos lo que hagamos la vida orgánica está condenada a desaparecer de la faz del planeta. Medida en los tiempos geológicos la vida orgánica es la ínfima fracción de un instante, casi nada. Océanos de tiempo la precedieron y océanos de tiempo la sepultarán. Si uno lo piensa bien la regla del universo es la ausencia de vida, inconmensurables páramos de aridez, esterilidad y muerte nos rodean por doquier y nos gritan una verdad inexorable que no queremos escuchar: la extinción de la vida orgánica es cosa de tiempo y escapa totalmente de nuestro control. Especies enteras se extinguieron antes del hombre y el hombre mismo y todo lo que hizo, quiso o deseó se extinguirá. La soberbia ignorante, la hybris humana, prefiere olvidarlo y se enfrasca en inútiles cruzadas para la salvación del planeta. Yo prefiero hacerle caso a Celia Cruz y a Lord Keynes: hay que gozar... sin pensar en el largo plazo, porque en largo plazo todos estaremos muertos.
Última Modificación 18 May 201118/05/11 a las 00:00 hrs.2011-05-18 00:00:18
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  • Roberto Carrillo A.

    7 Jun 201107/06/11 a las 12:09 hrs.2011-06-07 12:09:07

    Cristobal:
    Considero un poco limitado ver que estos gravámenes y limitaciones a los proyectos y empresas que intervienen en zonas que requieren un cuidado y conservación especial sea sólo por eso, también hay que considerar que es necesario regular también para fomentar la competencia, y evitar sobre inversiones y sobre explotaciones (para no agotar recursos que es propio de su naturaleza que se agotan). Desde ese modo, perseguirnos los óptimos de Pareto, dentro de los márgenes de la libre competencia, regulada con un marco jurídico (que protege los intereses de los particulares).

    El desenfreno es propio del hombre (como consecuencia de la libertad que el perseguimos desde tiempos inmemoriales y que hoy tiene consagración constitucional), pero concuerdo que debemos limitar ciertas actitudes que podrían tornar en auto destructivas, pero lo veo más desde un punto de vista económico que moral o "green".

  • Cristóbal Lamas U.

    31 May 201131/05/11 a las 23:50 hrs.2011-05-31 23:50:31

    Respecto del posteo inicial del profesor, el comentario, por momentos con algo de poético y hasta de mítico, si bien me parece una opinión totalmente válida y legítima, no la comparto para nada.
    No porque "la vida orgánica del planeta esté condenada a desaparecer", siginifica que que debemos despreocuparnos del medioambiente o de cualquier otra consideración con respecto a la tierra y "gozar" sin pensar en el largo plazo. Si esto fuese así, la lógica de que hayan leyes de las áreas protegidas de conservación, las reservas, los parques nacionales, etc serían una trivialidad ridícula e innecesaria.
    Sostener que solo "hay que gozar" (malinterpretando a la gran Filósofa Celia Cruz), y no hay que pensar en el largo plazo me parece de un egoísmo que no resiste mayor análisis. Se derrumbarían todas las políticas públicas actuales, los principios y las leyes tendientes a la preservación, conservación y limitación de la devastación de la tierra, y en definitiva, la visión de futuro de la sociedad para con las futuras generaciones, que merecen vivir y disfrutar de todo lo que nosotros podemos hacer hoy en día.

  • Cristóbal Lamas U.

    31 May 201131/05/11 a las 22:45 hrs.2011-05-31 22:45:31

    Respecto del último comentario de Felipe, en la parte final dice que "se tendrá que optar por una alternativa".
    Me parece que a lo que hay que apuntar es a una diversificación de la matriz energética. Es decir, no creo que haya que optar por una u otra opción de forma excluyente, sino que lo más razonable sería tener varias alternativas de forma simultánea de tal manera de no ser dependientes de un tipo de energía.
    Respecto a los costos, económicante, las energías renovables no convencionales actualmente no son baratas, pero es sabido que sus costos han ido bajando y van a seguir haciéndolo. Respecto del costo del impacto ambiental, obviamente tienen un impacto menor que energías como la termoeléctrica y también la hidroeléctrica, en el caso de hidroaysén.
    No cabe duda de que hay que avanzar en energías renovables no convencionales como la solar, la eolíca, la mareomotriz, la geotérmica, dado el gran potencial que Chile tiene(largas costas, grandes extensiones desérticas con sol durante todo el año, zonas ventosas en el sur, etc.).
    No obstante la importancia que creo que hay que darle a las energías renovables no convencionales, me parece que no se puede descartar las demás alternativas.

  • Claudio Palavecino

    31 May 201131/05/11 a las 22:34 hrs.2011-05-31 22:34:31

    Lo que plantea Roberto es EN EXTREMO relevante. Se ha insistido mucho sobre el tópico de que "legalidad" no es lo mismo que "legitimidad". Esto me recuerda al peor Schmitt, al Schmitt de "El führer defiende el Derecho". Por eso hablo de un nuevo fascismo.Como recuerda Silva-Herzog en un interesante trabajo (mingaonline.uach.cl/ ... evider/v14/art01.pdf) De lo que se trataba era de vivificar la ley, de reconciliar el derecho con la justicia a través de la intervención salvadora del Führer. La vieja legalidad se agotaba en las escrituras de la ley; la nueva legalidad, argumentaba, ha de reencontrar la moral, aunque aplaste la regla. Así, un golpe de estado podría ser “rigurosamente legal” porque Hitler, al romper la regla, defendía el derecho vital
    del pueblo alemán. Era el nacimiento de una nueva legalidad. Schmitt pretendía delinear una filosofía
    legal que rompiera el molde burgués y liberal del estado de derecho..." Exactamente lo que buscan los "indignados" españoles y un porcentaje significativo de quienes protestan por HidroAysén.

  • Felipe Hepner A.

    31 May 201131/05/11 a las 20:29 hrs.2011-05-31 20:29:31

    Sobre el comentario de Roberto creo que hay dos ideas que merecen atención. En primer lugar esta el tema ya planteado en algunos comentarios anteriores sobre la no participación ciudadana en la toma de decisiones de carácter administrativo que (al parecer) son de sumo interés social. Creo que la idea de que la toma de decisiones en democracia se acabe con las elecciones puede ser peligrosa, y que es positivo para el fortalecimiento democrático el generamiento de instancias de participación ciudadana. Sin embargo, "las reglas del juego" ya estan establecidas y no me parece sensato atacar el resultado de las atribuciones con que se ha facultado a los órganos (la decision del organo administrativo en este caso de aprobar hidroaysén) si no se genera un debate sobre el "por qué" determinado órgano tiene la facultad de tomar esta decisión sin preguntar a la ciudadanía.
    En segundo lugar, reiterar la idea que planteé en un post anterior, y es que si bien existen otras alternativas como la energía eólica o solar, finalmente estas fuentes también tienen costos ambientales y (claramente) mayores costos económicos, por lo que me parece fundamental para el debate entender que no existe una alternativa de energía idealmente limpia, eficiente y barata. Dicho esto, lo que queda es realizar una ponderación de los intereses en juego y se tendrá que optar (hoy o en 10 años más) por una alternativa.

  • Andrei Candiani G.

    31 May 201131/05/11 a las 19:29 hrs.2011-05-31 19:29:31

    Últimamente salió un estudio que decía que las energías renovables en Chile tenían potencial de ser rentables. No dispongo del link de la noticia ahora, pero apuntaba a que las energías sacadas de parques eólicos y solares podían dar utilidades. Pero el problema sigue siendo la capacidad de generación que en total hagan esos parques, pues para producir una cantidad grande se necesitaría una extensión de terreno con molinos o paneles muy grande. Sobre los paneles solares, no parece problemático, pues la mayor cantidad de "sol" está en el desierto de Atacama, donde hay zonas de enorme extensión sin residentes ni actividades productivas donde se podrían instalar los paneles. Sobre los molinos para la energía eólica es más complicado, pues las zonas de fuertes vientos se dan preferentemente en el sur y la zona austral, donde se afecta terrenos agrícolas y forestales, y parques nacionales.

  • Roberto Carrillo A.

    31 May 201131/05/11 a las 16:16 hrs.2011-05-31 16:16:31

    Creo que no podemos olvidar que estamos ante un gobierno elegido democrácticamente y que las decisiones sobre licencias y concesiones se otorgan a través de un procedimiento previamente establecido, por lo que negarle validez o pretender invalidarlo por medios ajenos a esto es atentar contra nuestro Estado de Derecho. Hay algo que nadie niega, Chile es un país con diversas necesidades, y una de ellas es energética, debemos tener una mayor independencia en esta materia de nuestros vecinos, y para ello podemos elegir dentro de una gama de opciones, dentro de las cuales la hidroeléctrica es tremendamente limpia y renovable.
    Para aquellos que tiran piedras me gustaría ver sus propuestas REALES y no bonitas palabras (es fácil estar en la postura del crítico pero como dicen, otra cosa es con guitarra)

  • José Tomás Sierra

    26 May 201126/05/11 a las 09:30 hrs.2011-05-26 09:30:26

    Estimado profesor:

    Respecto a las reacciones que ha generado el proyecto hidroeléctrico de Hidroaysén, me gustaría recalcar algunas cuestiones para aportar a la calidad de la discusión:

    1. Sumando el tamaño de las 5 represas de Hidroaysén, no se logra sumar el espacio que ocupa la represa de Rapel, por lo que el impacto paisajístico es absolutamente reducido. A esto se suma que la línea de transmisión eléctrica desde Chaitén hasta Puerto Montt es submarina.
    2. Chile paga el doble por energía que países vecinos, cuestión que merma fundamentalmente la competitividad del país, y la capacidad de generar empleo y riqueza para Chile.
    3. Francia ha comenzado la ambiciosa tarea de construir 50 hectáreas de paneles fotovoltaicos, lo que se convertirá en uno de los proyectos de energía solar más grande del mundo. Producirá 36 MW, Hidroaysén, en cambio, producirá 2750 MW.
    4. Países con paisajes "prístinos" iguales a la Patagonia, como Noruega, la energía hidroeléctrica ocupa el 99% de su matriz, con 335 centrales hidroeléctricas operativas. Igual caso con Austria (65%) y Canadá (60%).
    5. El precio del petróleo superó los US$110 el barril, alcanzando su mayor valor histórico.

    Sin más, Atte.

  • Felipe Hepner A.

    25 May 201125/05/11 a las 19:44 hrs.2011-05-25 19:44:25

    *error de tipeo, claramente me refería a las plantas hidroeléctricas

  • Felipe Hepner A.

    24 May 201124/05/11 a las 21:55 hrs.2011-05-24 21:55:24

    Considero interesante el punto planteado por Denise, quien plantea que la mejor forma de mantener esta situación de vida (que a algunos parece que nos agrada) es generando los mecanismos pertinentes para su conservación a lo largo del tiempo (como podrían ser las ''energías amigables con el medio ambientes''). Frente a esta idea creo que hay dos puntos que cobran relevancia; y es en primer lugar la idea de que toda política pública (ya sea energética o, extendiendolo de gran manera, cualquier decisión humana) implica un costo, y en segundo lugar (y más pertinente a la idea inicialmente planteada) es el hecho de que para mantener este mundo que nos parece agradable, tambien se debe optar por medidas (con un determinado costo) que no van a generar sino cambios a esta "querida realidad".

    Entendiendo esto, lo que queda es simplemente realizar una ponderación: ¿Hasta que punto estoy dispuesto a sacrificar el modelo de vida que práctico (que como mencioné me es agradable) para permitir la protección de otros bienes que tambien considero valiosos? (como puede ser un punto de la geografía nacional en este caso). La respuesta a esta interrogante puede responder nuestra toma de posición frente a las alternativas energéticas, el monto que le destinamos nuestros aportes solidarios, el tiempo que le entregamos a la acción social, etc.

    Frente a esto, parece ser que la mejor alternativa será aquella que no me implique un gran sacrificio en el modo en como vivo (podré seguir andando en auto todo el dia y darme duchas de media hora y sin embargo considerarme ecologista), y quepor el otro lado no le genere un mal a estos valores que tambien me parecen importantes. La pregunta que se me genera es , ¿Existe realmente esta posibilidad en la práctica?, de ser afirmativa la respuesta me alegraría profundamente y me opondría a la termoeléctrica de aysén, y de no serlo, creo que simplemente consideraré más valioso mantener mi modo de vida actual y que se inunden zonas hermosas de paisaje en el sur.

  • Fernando Binder W.

    24 May 201124/05/11 a las 10:25 hrs.2011-05-24 10:25:24

    Creo que es interesante el comentario de Denise, que al ayudar a la conservación del medio ambiente, estamos colaborando para poder continuar con el estilo de vida actual que tenemos. Debemos tratar de ser responsables en el uso de los recursos naturales y así poder continuar con el desarrollo económico y mejorando la calidad de vida de todas las personas.
    Por otro lado, me parece cómico, de cierta forma, que algunos ecologistas estén dispuestos a sacrificar parte del desierto en la producción de energía, en vez de utilizar terrenos en Aysén. Esto no es otra cosa, que salvar el medio ambiente que nosotros preferimos. ¿Es acaso más importante Aysén que el desierto de Atacama? ¿Merece mayor protección? Esto no es otra cosa que la manifestación del egoísmo innato del ser humano.

  • Pablo Ortúzar M.

    24 May 201124/05/11 a las 09:29 hrs.2011-05-24 09:29:24

    Citar a Pinto y Salazar para hablar de democracia lleva a confusión porque se refieren a algo bastante distinto a lo que los países civilizados de occidente entienden por democracia, ya que subsisten en ellos (al menos en Salazar) la crítica marxista a la "democracia burguesa" por su carácter "meramente formal" y la ambición de avanzar hacia una "democracia popular" (material y directa) que, si juzgamos por la experiencia histórica, no sólo no se puede conseguir (asumiendo que se quiera) sino que el camino del "intento" resulta siempre un desastre, como mostró Hayek en "Camino de servidumbre" o el socialista Robert Michels con su argumento respecto a la "ley de hierro de las oligarquías" (es imposible una democracia directa, siempre el poder se concentrará en unos pocos, y con él la riqueza).

    He ahí la razón por la cual Salazar siempre ha justificado la acción violenta del lumpen y, en general, cualquier acción violenta que cuestione la legitimidad al "Estado burgués". Más de una vez ha defendido a los encapuchados y, de hecho, habló a favor de uno que, años atrás, tiró una molotov a la moneda (que creo que es el mismo que después murió al explotar una bomba en su espalda cuando la trasladaba para hacer un atentado). Ese es el lado no simpático, no "feria libre con la señora juanita que resiste", de Salazar.

    Bajo esa perspectiva, claro, se supone mucho más democrático que cualquier manifestación rabiosa tenga más legitimidad política que el gobierno. Pero eso no se llama manifestación, sino rebelión y, en última instancia, si se tiene un programa alternativo y ganas de tomar control del aparato estatal por la fuerza, revolución. Y el Estado debe actuar contra quienes amenazan su seguridad interior, la paz social y la ley y el orden, porque lo que amenazan es la misma constitución del Estado.

    Manifestarse pacíficamente es algo que cualquier ciudadano puede hacer para promover sus convicciones entre otros ciudadanos, pero pretender que ese ciudadano imponga sus convicciones por vía de la fuerza es salir del plano de la manifestación y entrar a otro. El marxismo suele jugar a borrar esa diferencia, jugando también con las palabras, pero es un juego inaceptable.

  • Julio Ramírez Z.

    24 May 201124/05/11 a las 01:50 hrs.2011-05-24 01:50:24

    La democracia es un sistema (ya sea considerado ideología o un mero sistema electoral) que se perfecciona día a día, por el aumento del nivel cultural (que viene, a mi parecer, acompañado de el progreso económico y no al revés), pero también se perfecciona por ciudadanos que exigen mejor gobierno y más representatividad.
    Profesor, al contrario de lo que Usted plantea (y creo interpretar bien a Juan Pablo) no es tiempo de volver a los camisas negras, es participación ciudadana, bastante más libre de ideologías que el ejemplo que Usted entrega.
    La democracia representativa tiene, a mi parecer, una única gran virtud y que es que cada vez puede ser más participativa, los ciudadanos comunes y silvestres no aspiramos a tener escaños en el senado, simplemente se oponen a firmar un cheque en blanco al gobierno de turno. No veo en ello la relación con el peligro que amenaza nuestra democracia, tampoco la horda de fascistas hambrientos de poder que Usted vaticina. Simplemente es una demostración de malestar, espontáneo muchas veces, otras más organizado, pero al fin y al cabo simple manifestación de descontento (ya sea, con el gobierno o con alguna medida que se tome, en el caso puntual Hidroaysén).
    Y, por último, también noto cierta pretensión de superioridad moral en la posmodernidad o, más bien, en las "opiniones transitorias" que emanan de los posmodernos.

  • Denise Grosman H.

    24 May 201124/05/11 a las 01:15 hrs.2011-05-24 01:15:24

    Tampoco me considero una "devota de Gea" ni mucho menos, y estoy de acuerdo con Ud. profesor en que me gusta el mundo como está; con empresas, con autos, con McDonalds, etc. Sin embargo, no creo que evitar excesos de contaminación ni favorecer medidas ecológicas sea contradictorio con el mundo en que hoy vivimos. Tampoco creo que haya que hacer mayores sacrificios para optar por éstas vías en desmedro de las contaminantes. Al contrario, me parece que la mejor manera de seguir manteniendo el nivel de desarrollo que tenemos no es sino favoreciendo los sistemas eco-amigables, puesto que es la mejor manera de asegurarnos que dichos recursos seguirán existiendo. Ahora bien, si se parte del punto de que no nos importa la existencia de estos recursos, en la medida en que alcancen durante la propia existencia, entonces le concedo el punto profesor, no obstante me parece un tanto egoísta.

  • Claudio Palavecino

    24 May 201124/05/11 a las 00:21 hrs.2011-05-24 00:21:24

    Don José Antonio, me hizo gracia su argumento. Un par de clases atrás me quedé conversando sobre este tema con algunos de sus compañeros y propuse el ejemplo de un hombre que lleva una dieta estricta y se somete a ejercicio físico diario para conservar la salud: Un dia sale a trotar y al cruzar la calle lo atropella un auto. ¿Fue más racional que el hombre de su ejemplo que decide tomar todo lo que puede, comer todo lo que puede y fumar todo lo que puede y que -agrego yo- a los cincuenta años muere de un infarto? ¿Cuál tuvo mejor vida? La Parca es voluble y esa volubilidad debe ser considerada en nuestro cálculo racional. Ya ve que el argumento no es necesariamente "insalvable".
    A los demás, será por la lectura de los trágicos, pero yo no tengo claro que tomando ciertas medidas la vida orgánica pueda retrasar su fatum. Tampoco creo que de no tormarlas el fin se adelante significativamente. El calentamiento global me suena a los terrores del año mil o al peligro de una nueva glaciación que atormentaba a Hitler. Pero, en fin, reconozco que puede ser un defecto de comprensión mía y que tal vez ustedes, los devotos de Gea, tengan la razón y yo esté en un profundo y peligroso error. Soy posmoderno, no tengo convicciones, sino opiniones transitorias. Tal vez más adelante me arrepienta. Pero hoy día puedo decir que me gusta el mundo como está. Me gusta el mercado, cornucopia inagotable de delicias sin fin. No quiero asumir sacrificios.
    Por otra parte me asusta el argumento de Juan Pablo.Un grave peligro se cierne sobre la democracia representativa. Un nuevo fascismo asoma amenazante en el horizonte mundial: la protesta callejera contra el poder de las urnas. El activismo vociferante se adjudica una legitimidad distinta y mejor que aquella que confiernen las urnas. Una autoproclamada susperioridad moral sobre los gobernantes (y de paso sobre quienes los hemos elegido). Esta minoría variopinta catalizada únicamente por su malestar contra "el sistema" y por un vago socialismo se echa a la calle para cambiar las cosas sin ninguna idea clara sobre cómo hay que cambiarlas.Fenómeno anàlogo percibo en mi querida España. Miles de "indignados" copan la Puerta del Sol en Madrid. Es la nueva "Marcha sobre Roma". Me inquieta sinceramente lo que pueda salir de todo esto. ¡Al menos los camisas negras tenían un programa!

  • Diego Ibarrola

    23 May 201123/05/11 a las 22:53 hrs.2011-05-23 22:53:23

    Profesor, como usted bien dice ningún país "civilizado" tiene una matriz energética totalmente integrada por energías limpias, pero ese es su objetivo. Ahora bien, el argumento a favor o en contra de HidroAysén tiene que ser un poco más técnico que sólo argumentar desde lo sentimental. En el norte de África se construye un proyecto con tecnología Fresnel que busca a través de la concentración de calor proyectada en fluidos que conservan la temperatura, producir energía para Europa. La potencialidad del proyecto es impresionante. Perfectamente la matriz energética del país puede volcarse hacia ese lado. Sin embargo, para ello se necesita tiempo. Tiempo que bien puede ganarse con HidroAysén o con decisiones más simples que no se han abordado en su totalidad. La conexión del SIC con el SING es una opción más que viable que poco debate ha recibido a pesar de la sobra de energía que en este momento ostenta éste último.

    Ahora, hay que entender que volcar la matriz hacia la producción de energía a través del sistema Fresnel (claramente no hacia paneles solares) puede llevarnos al mismo dilema con que nos encontramos en el caso de HidroAysén. Se corre el riesgo de caer en errores similares al querer intervenir el desierto, o llenar la costa con parques eólicos, no obstante el impacto visual que estos proyectos puedan conllevar, no es comparable al impacto ambiental o nocivo para la salud de una termoeléctrica o hidroeléctrica, por ejemplo.

    Por último, no podemos considerar a los países a que hace referencia como líderes morales que nos guíen en lo que debemos hacer (aunque no me parece válido su argumento de atacarlos por su pasado) Chile perfectamente puede ser líder en materia energética ante las dificultades que le ha tocado vivir frente al tema y aprovechar la diversidad del terreno. Aunque no sea el objetivo del momento ni nada parecido, la oportunidad que se brinda puede ser un gran paso para constituirnos como referente respecto al tema de forma positiva, apuntando a un desarrollo sustentable, que claramente no tiene nada que ver con ser o no un "ecologeta" como lo llaman algunos.

  • José Antonio Valenzuela Mac-Kellar

    23 May 201123/05/11 a las 21:41 hrs.2011-05-23 21:41:23

    Profesor yo no me considero un ecologista ni mucho menos, a decir verdad creo que muchas de las reclamaciones que se hacen suelen estar infundadas, pero discrepo en la razón para contradecirlas. Decir que es necesario disfrutar el mundo mientras existe es inaceptable por el mismo motivo que cualquier persona razonable no daña su cuerpo con la razón de que en algún momento va a morir. El hecho de que la vida humana es finita no lleva al hombre racional a tomar todo lo que puede, comer todo lo que puede y fumar todo lo que puede, nadie podría decir que quien hace eso está siendo racional. De allí que a nivel global se exige lo mismo, disfrutar dentro de lo razonable y a la hora de llevar a cabo medidas de cuidado para el planeta (el equivalente al ejercicio y la vida sana para nuestro propio cuerpo) es innegable el valor que estas medidas tienen, pero siempre es necesario confrontarla con otros valores positivos como el empleo, la energía, el cricimiento, etc. Ninguna es en principio mejor que la otra, pero decir que el mundo es finito y la preocupación por la tierra es innecesaria es similar a proponer una vida de total despreocupación por nuestro propio cuerpo y nuestra salud, argumento que creo que es insalvable. Me parece que deben buscarse energías limpias mientras esto no implique males de magnitudes mayores al bien que se pretende crear.

  • Claudio Palavecino

    23 May 201123/05/11 a las 07:59 hrs.2011-05-23 07:59:23

    El nivel de obcecación es tal que parece olvidarse que la decisión fue tomada por un gobierno elegido democráticamende dentro de un marco legal, también aprobado democráticamente antes de la asunción de dicho gobierno.
    Del mismo modo se olvida que ningún país civilizado tiene una matriz energética total ni principalmente integrada por energías “limpias" y que, TODAS tienen impacto mediambiental.
    Se olvida también que esos países que nos hacen "recomendaciones" primero se desarrollaron depredando el medio ambiente y luego que alcanzaron el desarrollo recién comenzaron a preocuparse por la contaminación.
    Se olvida, por último, que también el desierto de Atacama es un entorno natural y que el uno por ciento de su superficie no es precisamente un pedacito insignificante.
    Admitiendo que dentro de los opositores a HidroAysén hay gente honesta y bien intencionada, no me cabe duda que entre ellos también hay un porcentaje significativo de personas que abortando HydroAysén quieren quemar in efigie al capitalismo, la empresa privada y a Piñera que en cierto modo los encarna. Una suerte de revancha por la elección perdida.

  • Julio Ramírez Z.

    23 May 201123/05/11 a las 02:50 hrs.2011-05-23 02:50:23

    Siempre es por algo que las cosas no se hacen, me reservo la duda de los motivos que sean, pero esta cuestión va más allá de eso, va a cómo se toman las decisiones -tanto en el parlamento, como en la administración y dentro de ésta, tanto la concertación como la alianza-, es impresentable que proyectos de tal magnitud se aprueben sin considerar la opinión ciudadana, que sí, es cierto, nos gustaría a todos que fuese siempre más informada, pero aún así, la democracia no se construye entre cuatro paredes (para utilizar un cliché), se construye escuchando las opiniones de los diversos grupos que coexisten en Chile.
    Para mi, no es válido decir: tu opinión no tiene asidero porque no eres un doctor en la materia y, lo que es más grave, tu opinión no es válida porque la fuente informativa de la que dispones no es la que se considera apropiada.
    Hay argumentos de sobra para estar en contra del proyecto, también hay muchos para estar a favor, pero no creo que sea razonable calificar de desinformados a todos los que se han manifestado en contra del proyecto, eso sí es fácil y, lamentablemente, poco constructivo. Creo sinceramente que no todo debe medirse en la rentabilidad; el Estado, de una vez por todas, debe dejar su rol de mero espectador, debe incentivar (de forma real y no con 85 millones de dólares) la utilización de energías limpias no convencionales.

  • José Antonio Valenzuela Mac-Kellar

    23 May 201123/05/11 a las 01:15 hrs.2011-05-23 01:15:23

    Gabriel, no hablo de conformismo, hablo de crítica informada, hablo de ser proactivos y no destructivos, de ser efectivo lo que tu dices no te preocupes que pronto va a haber gente invirtiendo en este tipo de energía y si no se ha hecho todavía debe ser por algo.

  • Gabriel Budnik O.

    23 May 201123/05/11 a las 01:12 hrs.2011-05-23 01:12:23

    José Antonio, respecto a tu comentario, según estudios alemanes, en el norte de Chile, utilizando el 1% de la superficie del desierto de Atacama se podría generar más energía de lo que proyecta HidroAysén (es un hecho que el desierto es uno de los lugares que tiene mayor radiación en todo el mundo). En virtud de lo anterior, tanto fundación chile como Endesa han tratado de presentar este proyecto. Es más, con la energía que se podría sacar del norte del país, no sólo bastaría para el país, sino que incluso se podría exportar y hacer más rico al país. En cuanto a los costos, los estudios señalan que cada día es más barato lograr esto. Al final del día, sería una inversión a futuro que tendría mayor injerencia que el proyecto al cual muchos critican. No dice poco que países como EEUU, Japón, Australia, España y la India estén interesados en llevar a cabo el proyecto. En cuanto a la fuente, todo esto está en www.chilerenovables.cl, en donde se discuten las cuestiones que plantean (claramente con mayor precisión y exactitud de lo que nosotros podemos en este blog).
    En fin, te invito a ti y a otros compañeros a darse vuelta en la página y no conformarse con las decisiones políticas del momento.

  • José Antonio Valenzuela Mac-Kellar

    23 May 201123/05/11 a las 00:53 hrs.2011-05-23 00:53:23

    Creo al igual que Pablo que este movimiento ciudadano al igual que muchos es de un carácter más bien impulsivo y poco reflexivo. Si bien todos estamos de acuerdo en que genera efectos perjudiciales para el medio ambiente es necesario aclarar que hasta ahora, que yo sepa, puede que este equivocado, ninguno de quienes se oponen al proyecto han generado una propuesta sólida respecto a otro tipo de fuentes, más limpias y económicamente viables para aumentar nuestra matriz energética. Decir que nos quedan 14 años de energía si crecemos un poco menos de lo que estamos haciendo no me parece un argumento suficiente y sea ahora o sea en 10 años la decisión se debe tomar. La oposición ciudadana se ha generado tanto a plantas termoeléctricas, hidroeléctricas, nucleares y sin proponer una solución y parece que en materia de política, nosotros, la juventud, tendemos a seguir el camino fácil, negarnos a todo lo que se traduzca en un daño, plantas energéticas, arresto de mapuches, reformas, etc. y con esto no quiero decir que algunos de estos reclamos sean justificados, pero en la queja se acaba todo nuestro aporte. Por mi parte no tengo una opinión sobre si debiera o no instalarse una central en Aysén, pero mientras no tenga información que me pueda llevara a concluir que se pueden tomar medidas más eficientes, limpias y baratas me veo obligado a darle el beneficio de la duda a quienes toman las decisiones, quienes seguramente tienen más información para hacerlo y no tienen ningún interés en buscarse gratuitamente el descontento de la gente, si al final todos estos proyectos el gobierno sabe con mucha anterioridad el costo político que genera, así que debe haber alguna buena razón para hacerlo. Creo yo.

  • Sebastián Pica Tellez

    23 May 201123/05/11 a las 00:37 hrs.2011-05-23 00:37:23

    Sobre Hidroáysen, es posible demostrar que desde el punto de vista de la demanda, no es realmente necesario y que simplemente parece necesario de la forma en que lo plantean las autoridades. La demanda energética de un país se proyecta a partir del crecimiento del PIB, el gobierno proyecta un crecimiento del 6% anual a futuro, lo que haría insuficientes nuestras “fuentes de energía” para el 2017. Ahora Chile ha crecido en las ultimas cuatro décadas un 4,18% anual (hay que recordar que además nuestra tasa de creciemiento va declinando en el tiempo y que probablemente lleguemos a un 3%) en promedio y considerando como escenario esta tendencia histórica la oferta actual de energía sería suficiente hasta el 2025, de esto se deriva que no sería necesario por el momento una fuente energética como es Hidroáysen. Considerando que no tenemos una necesidad energética tan urgente como lo que plantea el gobierno, no es posible considerar y replantear la posibilidad de tener una matriz energética más diversificada, que quizás apunte a fuentes “más renovables de energía” a través de políticas de fomento de estas últimas.

    No sé si lo explique muy bien, pero puedo subir un PowerPoint que hizo un equipo de ingenieros de la PUC en que se explica de mejorar manera lo que trato de plantear.

  • Julio Ramírez Z.

    22 May 201122/05/11 a las 22:13 hrs.2011-05-22 22:13:22

    Profesor, nunca he sido pro-masacres-de-carabineros, tampoco de la destrucción de propiedad pública ni privada. Creo que tiene la típica confusión que se genera entre los lectores del mercurio, la gente que genera destrozos y masacra carabineros son una minoría dentro de otra minoría que está en contra de hidroaysén (40.000 personas en la última manifestación, que es minoría frete a los 17 millones de chilenos y chilenas, estoy de acuerdo). Pero con esto me alejo del debate.

    Finalmente, tal vez dichas 40.000 personas que protestan (y las muchas más que están en contra) valorizan más el 0,05% del lejano paisaje de Aysén que los pesos que ahorraran en sus cuentas a fin de mes. Y, así, se me aparece otra de las trabas del mercado, cómo podemos elegir por dos bienes de diversa entidad sí el uso de uno limita la existencia del otro, porque es muy fácil hablar de la democracia interna del mercado cuando la cuestión se debate entre pepsi y coca cola, entre adidas y nike, es simple, cada cual elije y no interfiere en las decisiones de otros. Pero, cuando tengo que elegir entre energía y medioambiente la democracia del mercado se torna ambigua, es ahí cuando llegan los iluminados y toman la decisión por otras personas que, tal vez, hubiesen elegido de otra forma.

  • Rafael Numi C.

    22 May 201122/05/11 a las 19:38 hrs.2011-05-22 19:38:22

    Me llama la atención de gran forma como se contradice el título del comentario del profesor ("Contra los ecologistas") con el contenido de éste. Si bien no me considero un ecologista, si puedo decir que soy un amante de la naturaleza. Es bien conocido, y confirmado por la mayoría de la comunidad científica internacional, que el destino inevitable de la vida orgánica de este planeta es la muerte, más que nada por el ciclo solar, que tarde o temprano nos terminará consumiendo, y quitándonos todo lo que alguna vez nos dió. SIn embargo, eso no me parece un gran argumento para sostener un carpe diem irresponsable, y acelerar la destrucción de la vida no humana de nuestro planeta, simplemente para la satisfacción de nuestra raza parasitaria. Es verdad que océanos de aridez nos precedieron y océanos de esterilidad vendrán inminentemente, pero hay algo mucho más poderoso e importante que nos precedió también, habitante prístina de nuestro planeta, antes, mucho antes que cualquier homo sapiens, o cualquier forma de vida animal, que es la naturaleza considerada como vida orgánica. Es por esto que es considerada nuestra madre, así lo han tomado la mayoría de las culturas de nuestro planeta (Gaia, madre tierra, pacha mama, etc), y como nuestra principal progenitora y creadora, le debemos respeto eterno. A estas alturas del partido yo ya no sé si estoy en contra o a favor de Hidroaysén. Considera muy necesario para el desarrollo de nuestro país energía urgente, y barata, pero sin embargo me aterra el pensar en la destrucción de las tierras vírgenes patagónicas, tierras que conozco, y por ende, reconozco la maravilla que son. Probablemente Ud. profesor siente el mismo desprecio que siento yo contra los "ecologistas" que protestan ante cualquier proyecto energético que aparece, sin conocer sus características, que ocupan poleras de Greenpeace sin embargo utlizar el triple de la energía que necesitan y no bajarse del auto ni siquiera para ir a comprar pan a la esquina. A pesar de todo, tengo fe en la raza humana, estoy seguro que podemos encontrar una forma de desarrollo sustentable, un equilibro entre el respeto a nuestra madre, y a todo lo que la habita, y al mismo tiempo, crecer responsablemente, desarrollándonos no sólo materialmente, sino también como personas, siempre considerando nuestro medioambiente.

  • Pablo Ortúzar M.

    22 May 201122/05/11 a las 19:21 hrs.2011-05-22 19:21:22

    Entiendo que esa es su pretensión (es clara en "La acción humana"), pero es justamente la pretensión que sigue en duda, aunque no en el ámbito puramente económico (ahí fue la victoria respecto a Lange), y que muchos insisten en controvertir, incluso en su versión de "el hombre maximiza algo", por considerarla una trampa teórica que camufla la racionalidad económica en una versión más general de su principio que parece ser ideológicamente neutra.

    La discusión va desde quienes creen que el amor (reconocimiento, solidaridad, etc etc) puede ser impuesto institucionalmente (yo lo encuentro contradictorio, no creo que la representación dé para tanto) y quienes se limitan a promoverlo como decisión libre y voluntaria, pero manifiestan su preocupación respecto a la generalización de una lógica que lo volvería improbable (racionalidad instrumental).

    Las ciencias sociales han girado sobre este punto ya casi por cien años (no es que hayan avanzado mucho, en todo caso), con escasas excepciones.

  • Jorge R. Martínez Rivera

    22 May 201122/05/11 a las 18:56 hrs.2011-05-22 18:56:22

    Pablo, la teoría de Mises versa sobre la acción humana no sobre la económica, explica desde la Madre Teresa a Warren Buffet. Lo que uds. describen como preocupación sólo por el dinero, es propio de una visión ya superada, la de los clásicos (de Adam Smith en adelante). El bienestar es sólo uno de los posibles fines que se pueden valorar. La gracia -de vuestra posición- estaría en que, sin violencia o fuerza, la humanidad elija el ideal de paz y amor socialista y no el bienestar por el que ha optado espontáneamente.

  • Claudio Palavecino

    22 May 201122/05/11 a las 18:20 hrs.2011-05-22 18:20:22

    Yo no creo que la democracia sea meramente instrumental, el sentido que dé lo mismo que una dictadura liberal. Algo estupendo de la democracia es que nos permite quitarnos de encima pacíficamente a nuestros gobernantes y legisladores.
    Don Julio, a mí me parece que la arrogancia está en una minoría rabiosa, autoproclamada superior a la masa desde el punto de vista intelectual y moral, que considera, por ejemplo, que esta se equivocó al elegir a Piñera como presidente o que se degrada irremisiblemente al entregarse alegremente al festín del consumo. Queda claro que me opongo a las pretensiones de los ambientalistas, pero si finalmente el gobierno o los tribunales abortan HidroAysén, créame que no voy a salir a manifestar mi disgusto destruyendo propiedad pública o privada ni masacrando carabineros.
    Don Pablo, como le dije en otra ocasión, el amor y la caridad tienen su espacio en el orden del mercado. A nadie se le impone la racionalidad económica. Lo grave está en querer imponer la ley del amor. Donde reina espontáneamente el amor el Derecho sobra.

  • Pablo Ortúzar M.

    22 May 201122/05/11 a las 17:45 hrs.2011-05-22 17:45:22

    El punto de Julio es interesante. El argumento liberal establece que la circulación del dinero y su valor resume y coordina una cantidad de información tan grande que es imposible que ningún sistema central pudiera operar de la misma manera. "El socialismo no puede calcular" fue la bandera de lucha de Von Mises contra Lange (al cual destruyó por completo). Coordinar de manera eficiente la demanda y la oferta no es posible de otra manera.

    La pregunta que hasta hoy se opone a esa ganada del liberalismo es si, fuera de los contextos mercantiles "puros" no existen elementos que son sistemáticamente dejados de lado por las operaciones del mercado, es decir, elementos que el código paga/ no paga simplemente no puede procesar porque no "ve" y si esa ceguera sistemática, reforzada por el sistema político "tecnocratizado" (coordinado con el sistema económico), conduce a la modificación de la conducta humana en desmedro de las formas de vinculación que consideramos más valiosas y propiamente humanas (amor, gratuidad, respeto, reconocimiento, etc.). En términos muy vulgares, eso sería la "colonización del mundo de la vida por el sistema", y también uno de los argumentos que ocupa un lugar importante en la crítica de Amartya Sen.

    La posición de la Iglesia Católica al respecto va en esa línea de crítica al sistema (no la ilustrada habermasiana, sino al argumento general), considerando que éste no puede funcionar sin que la gratuidad (don) ocupe un lugar central en la forma de vinculación de los seres humanos. Así, se pide al empresario católico que dé voluntariamente "lo más que pueda" a sus trabajadores. Esa posición resuelve el debate planteado por Catalina Fernández en el último seminario, pues si el Estado obligara a pagar siempre lo más posible a todos y fijara un sueldo mínimo tratando de calcular dicho "máximo posible" los efectos económicos serían sin duda perversos, lo que no ocurre cuando existe un "sacrificio" voluntario ("irracional") por parte del empleador.

  • Julio Ramírez Z.

    22 May 201122/05/11 a las 15:29 hrs.2011-05-22 15:29:22

    Concuerdo con Pablo en que la democracia no es un fin en sí misma, pero también me gustaría añadir que el progreso tampoco es un fin en sí mismo, aunque a algunos les cause pánico esa afirmación.
    Respecto a la democracia implícita del Mercado (con mayúscula para no faltar el respeto), no me parece válida, porque sé que no todos tenemos el signo pesos en la mente al tomar las decisiones.

    Además me parece una enorme contradicción que confíen tanto en las personas cuando quieren endeudarse o consumir productos de forma impulsiva, pero cuando las mismas razones (sé el motivo que sea) priman para tomar otro tipo de decisiones no son respetadas. Quiero decir, que el concepto de libertad expuesto por Jorge Ramón y también por el Profesor, se acota a los billetes y no más allá de eso. Puedes elegir qué comprar y dónde, pero por favor no trates de interferir en el cómo lo producimos, porque eres ignorante para eso.

  • Jorge R. Martínez Rivera

    22 May 201122/05/11 a las 13:58 hrs.2011-05-22 13:58:22

    En un entorno de libertad y de mercado (capitalismo), las votaciones, los gobiernos y todos esos "becerros de oro" que algunos se han inventado para adorar son secundarios. El ser humano se desarrolla "a pesar" de ellos. Insisto, el mercado es el único que respeta al ser humano en su individualidad y sus diferencias, permite a cada cual llevar a cabo sus planes de vida, colaborando con otros seres humanos. Y no requiere ningún gobierno, soviet, corporación, superintendencia, que subsidie, promueva ni prohiba.

    Y, sí, la libertad da miedo: después de la Guerra de Secesión muchos esclavos pedían volver a las plantaciones de algodón (era lo único que conocían).

  • Pablo Ortúzar M.

    22 May 201122/05/11 a las 12:38 hrs.2011-05-22 12:38:22

    Yo creo, como Hayek, que la democracia es un medio y no un fin en sí mismo. Básicamente asegura que todos los puntos de vista puedan ser vertidos y discutidos en el foro público sin temor a represalias ni censuras. Sin embargo, en un contexto republicano, la principal exigencia a la democracia es responsabilidad en la decisión y ello implica que cualquier decisión, por muy popular que sea, respete ciertos valores y principios básicos que son condición de posibilidad de la propia democracia, pudiendo ésta suspenderse en condiciones extremas en que valores superiores que sí son fines en sí mismos (como la libertad o la vida, además del orden y continuidad de la polis) se vean amenazados. Por eso la soberanía reside, sabiamente, en la nación y no en el pueblo.

    En el caso de Hidroaysén todos los "actores involucrados" han mostrado ausencia casi total de civismo. El gobierno no ha sabido defender su decisión poniendo sobre la mesa las alternativas y demostrando los costos que éstas tendrían para Chile. Los manifestantes han actuado por moda, en masa desordenada, sin propuestas claras y atacando al proyecto a como dé lugar, sin parecer abiertos al debate razonado sino más bien planteándose de manera violenta y caprichosa.

    Esta infantilismo ciudadano parece no ser patrimonio exclusivo de nuestro país, ya que vemos algo parecido en España, donde los jóvenes manifiestan contra el remedio y la enfermedad, y parece una aplicación impropia de lógicas virtuales (donde todo es posible y no es necesario optar) al plano de la realidad (donde se deben tomar decisiones, que implican costos y responsabilidades).

  • Diego Ibarrola

    22 May 201122/05/11 a las 11:41 hrs.2011-05-22 11:41:22

    Sobre si estamos o no destinados a desaparecer como especie no es algo que podamos responder nosotros. De hecho no tenemos certeza absoluta al respecto. Probablemente llegue a ser así, no obstante tenemos mucho por decir al respecto. Y el desarrollo sustentable apunta directamente a tal punto.
    Concuerdo con Pablo Ortúzar en bastantes aspectos. La moda ambientalista desatada bajo HidroAysén tiene mucho de peligrosa, sin embargo demuestra un sentimiento popular, que a pesar de no ser informado en su plenitud, es la mejor muestra de que el mercado no resulta ser lo más democrático.
    Hay muchos aspectos del proyecto que deben mejorar, pero de ser aprobado, el tiempo que nos da debe ser entendido como un plazo para mejorar la política energética de nuestro país. Tenemos claro que durante los últimos años ésta ha sido un desastre, con innumerables pasos en falso, pero eso puede revertirse.
    La afirmación de Celia Cruz me parece cómoda, la energía y sus suministros no pueden dejarnos sin cuidado. Sobre todo porque HidroAysén es la primera de muchas batallas al respecto.

  • Claudio Palavecino

    22 May 201122/05/11 a las 09:40 hrs.2011-05-22 09:40:22

    Sin ánimo de interpretar a Jorge, quien sabe defenderse solo, me parece que tiene sentido su afirmación: el mercado es democrático en cuanto el sistema de precios traduce lo que más interesa a la gente. Ningún otro sistema de distribución de bienes y servicios ha conseguido reflejar de mejor modo lo que la gente, el pueblo, mayorías y minorías quieren y ningún otro sistema de distribución ha puesto al alcance de más personas la mayor cantidad de bienes y servicios. Aunque la distribución no sea igualitaria mayor cantidad de bienes y servicios llegan a más gente y satisfacen mejor los deseos de cada cual que los sistemas de distribución racional e igualitaria históricamente conocidos.
    En relación con HidroAysén o de modo más general con las pretensiones ambientalistas estas serían congruentes si quienes las sostienen afirmaran que están dispuestos a asumir la reducción del confort que implica satisfacerlas. La cuestión es si la mayoría de los chilenos y no solo un grupo numeroso de activistas vociferantes, está dispuesta a pagar el precio.

  • Gabriel Budnik O.

    22 May 201122/05/11 a las 04:14 hrs.2011-05-22 04:14:22

    No puedo estar menos de acuerdo con Jorge Ramón, me parece que eres tú quien no tiene idea de del concepto de democracia, cayendo en error al limitar lo democrático a valoraciones individuales, lo que, al final del día, la traduces en dinero. Reducir la democracia al mercado no es más que remontarse a un espacio temporal muy corto, haciendo caso omiso del mismo origen del concepto.
    Si se va a construir Hidraysén no es porque la mayoría valora más unos precios bajos de la energía que las hectáreas inundadas y las sensaciones placenteras que su existencia despiertan en algunos, sino que, por el contrario, porque el actual gobierno (y sólo éste), ve esta opción, como la mejor opción energética.
    Ahora bien, pareces señalar que los ciudadanos eligen a quien gobierna, limitándose ahí la democracia y justificando que "la mayoría" acepta tal decisión. Ahí es donde vuelves a caer: la democracia no se limita a elegir “quien nos gobierna”. Si bien la participación de la ciudadanía fue la de elegir al gobierno, el cual ha elegido a las autoridades, las cuales han tomado las decisiones por nosotros, esta representatividad está lejos de ser real. Así, te garantizo, que muchos de los que votaron por Piñera hoy no se sienten representado por la decisión de su actual gobierno (en el extremo: su mismo hijo reprocha esta decisión). Entonces, ¿hasta que punto (sin caer en la falacia argumentativa previamente expuesta) crees que, efectivamente, la mayoría valora más la realización del proyecto que no?.
    "El pueblo", al que aludes, no se ha manifestado.

  • Francisco Alvarado

    21 May 201121/05/11 a las 21:24 hrs.2011-05-21 21:24:21

    Tampoco deseo recibir décima por este comentario, pero ¿cómo debemos entender la democracia ?, sólo por un deseo ilustrativo de entender mejor el contra argumento (me interesó).

  • Julio Ramírez Z.

    21 May 201121/05/11 a las 21:17 hrs.2011-05-21 21:17:21

    No, tan solo encuentro notable tu concepto de democracia. Los hechos sobre las personas, creo que nunca había oído una reformulación tan exótica de la palabra.

  • Jorge R. Martínez Rivera

    21 May 201121/05/11 a las 20:32 hrs.2011-05-21 20:32:21

    Estimado Julio, qué es eso de "tampoco se pueden dejar pasar"? , es acaso una perífrasis del más trastocado, sino trasnochado, "no pasarán"?

  • Julio Ramírez Z.

    21 May 201121/05/11 a las 19:06 hrs.2011-05-21 19:06:21

    El concepto de democracia está un poco trastocado en algunos comentarios.
    No tengo afán de obtener la hermosa décima que se entrega por comentario, pero tampoco se pueden dejar pasar comentarios como "Hay quienes no entienden que no hay nada más democrático que el mercado".

  • Jorge R. Martínez Rivera

    21 May 201121/05/11 a las 14:33 hrs.2011-05-21 14:33:21

    Hay quienes no entienden que no hay nada más democrático que el mercado, en él las valoraciones individuales se traducen en precios, y su medida común es el dinero. Sí, el "cochino" dinero. Si se va a construir Hidroaysén es porque la mayoría valora más unos precios bajos de la energía que las hectáreas inundadas y las sensaciones placenteras que su existencia despiertan en algunos. Entonces, mal por los que valoran paisajes y bien por la colectividad que ya se pronunció. Y cómo se pronunció, pues, nosotros al usar este blog, al usar el metro, al requeir bienes y servicios a precios cada vez menores, tecnología para la cura de enfermedades y hacer menos miserable la existencia de todos.

    Y si hemos de legar algo a la posteridad que sea ese bienestar, al menos el "pueblo", el de verdad, el que demanda esto (bienestar) y no otra cosa, ya se ha pronunciado. Lo otro, es ir como el Quijote que se levanta contra los molinos de viento, es rebelarse contra la realidad y no comprenderla (ignorancia).

  • Claudio Palavecino

    21 May 201121/05/11 a las 14:15 hrs.2011-05-21 14:15:21

    Por otra parte, parece olvidarse que los propios elementos de la naturaleza, lo que los griegos identificaron con las fuerzas titánicas, conspiran permanentemente contra la vida orgánica (tormentas, terremotos, erupciones volcánicas, impacto de asteroides, glaciaciones, etc.) Como si la propia naturaleza quisiera de algún modo destruir esa infección que es la vida orgánica sobre la corteza estéril del planeta. Los mismos elementos químicos de que se nutre la vida orgánica terminan por envenenarla y corromperla. Los propios organismos vivos están en lucha constante, devorándose unos a otros. Así como a la entrada del infierno había, según Dante, un cartel que decía: a mí también me creó el amor de Dios, del mismo modo uno podría decir de la destrucción de la vida orgánica: yo también estoy contemplada en la economía de la naturaleza. Entonces uns pregunta es si preservando la vida natural estamos cumpliendo el plan de la naturaleza. Luego, cuáles intervencioned son legítimas (y cual es la lógica de legitimación), matar ratas y preservar pudúes? Ratas y pudúes tienen sistema nervioso y sensibilidad al dolor, aunque no gozan de las mismas simpatías. ¿Será legítimo eliminar baterias patógenas y solo salvar lad que son útiles para faciliar la digestión? ¿Debemos reducir radicalmente el confort de nuestras vidas para proteger el medio ambiente? ¿Deben los países pobres posponer indefinidamente su desarrollo para que los turistas europeos puedan alcanzar un éxtasis estético con la contemplación de paisajes no intervenidos?

  • Claudio Palavecino

    21 May 201121/05/11 a las 13:33 hrs.2011-05-21 13:33:21

    Según dicen, Hitler era vegetariano.

  • Claudio Palavecino

    21 May 201121/05/11 a las 13:31 hrs.2011-05-21 13:31:21

    En la mayor parte de las personas toda esa zoofilia sublimada sucumbe ante un delicioso bistec. Me pregunto si en definitiva las tendencias ecologistas no tendrán su causa en un déficit proteico en la niñez.

  • Pablo Ortúzar M.

    21 May 201121/05/11 a las 12:49 hrs.2011-05-21 12:49:21

    Estimado Profesor,

    Yo concuerdo con Tomás en que el problema de fondo es que nuestro trato con la naturaleza se refleja (y funda) nuestras formas de vinculación con otros seres humanos y que en esa medida es importante. La vinculación individualista y radicalmente instrumental con nuestro medio es la misma que establecemos con quienes nos rodean.

    En esa preocupación hay un gran punto: los seres humanos efectivamente somos distintos a los animales. Tenemos conciencia y necesidad de vincularnos con otros seres humanos (somos en tanto pertenecemos). Por eso es ridículo que se le atribuya más dignidad a una planta, un río o un animal cualquiera. Tal diferencia debería notarse en nuestras formas de vida. De lo contrario, bajo una concepción ajena al liberalismo clásico y fundada en un utilitarismo egoísta y degradante, no debería hacerse mayor diferencia entre un chancho y un hombre.

    Yo veo en el liberalismo la capacidad de despliegue de lo humano, no de su reducción alienante a una vida de animal tecnologizado.

    Ya lo decía su amigo barbón cuando era más liberal y romántico: "De esto resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquelloque toca a la habitación y al atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal" (Manuscritos económico-filosóficos, 1844).

  • Gabriel Budnik O.

    21 May 201121/05/11 a las 02:46 hrs.2011-05-21 02:46:21

    Si bien la vida humana está condenada a desaparecer de la faz del planeta, creo que no es inútil preocuparse por la preservación del medio ambiente, y así no es en vano el esfuerzo del hombre por vivir en un medio ambiente sano y digno. Bajo una lógica económica, entiendo los beneficios que podría traer el explotar la Tierra y así aprovechar los recursos naturales; el mismo Bacon lo señalaba, al creer que el desarrollo del hombre ocurrirá en la medida en que uno pueda torturar a la naturaleza. Ahora bien, no todo es el dinero.
    Más allá de la crítica realizada por los ambientalistas, creo que parte del goce del presente, está en la belleza del paisaje que nos rodea. Entonces, la cosa no se reduce en salvar la vida del planeta, no cuestiono que ésta tiene un límite, sino que lo importante es que seamos capaces de apreciar otras cosas, yendo más allá de los números. Como bien dice usted, nada es gratis, la belleza de un paisaje tampoco lo es. Creo que el ocio y así la contemplación de la naturaleza es parte de la autodeterminación del hombre y así, parte esencial en su desarrollo como persona.
    En resumen, existe una diferencia entre trabajar en un mundo en donde los precios son bajos, pero no hay un paisaje grato de mirar, a uno en donde los precios son más alto y hay naturaleza. Señalo a la vez lo irrelevante de la diferencia en los precios, ya que, esta baja en lo precios, principalmente, no hace más rico a los "pobres" (y si lo hace, no sustancialmente), sino que enriquece a los ricos.

  • Claudio Palavecino

    20 May 201120/05/11 a las 14:33 hrs.2011-05-20 14:33:20

    Para salvar la vida en el planeta o, màs bien, para prolongarla un poquito màs, habría que, por decirlo de uno modo sencillo, detener el mundo: parar la vertiginosa carrera de la producciòn y del consumo. Nada es gratis en la vida. La cuestión final, por tanto, es cuánto confort queremos sacrificar a cambio de la preservación del colibría africano, los pingûinos y demàs alimañas (¿por què disciminar a las ratas, piojos, cucarachas, moscas y otras creaturas no tan agraciadas del Señor?). Y no solo confort, sino vida humana. Hay una suerte de paganismo criminal inadvertido en la ecologìa, que considera justo el intercambio de vida humana por vida vegetal, animal y microbiana. Menos humanos y vidas humans màs cortas a cambio de màs vida para nuestro "hermanos menores" del reino animal y vegetal. Sinceramente va contral el sentido comùn. Pero las regiones paganas son asì, homicidas y absurdas.

  • Sebastián Jara Luengo

    20 May 201120/05/11 a las 14:26 hrs.2011-05-20 14:26:20

    Quizas el impulso por la supervivencia haya llevado tanto al estado de destrucción que detenta la Tierra, como al hecho que hoy vivamos, y convivamos con CDs, Mp3, iPods, etc. Me parece que en este ámbito una solución extrema, para cualquier lado, no puede llevar a buen término. Seriamente, creo que en este ámbito ha de encontrarse lo más cercano a un justo equilibrio entre ambos intereses.
    Creo que está bien, la Tierra está a nuestra disposición (como a pesar que a muchos les pese, está hasta en la Biblia) para que la usemos y gocemos como raza (...no por nada somos el único ser con una mutación genética especial, según dicen, y no entiendo bien. Al menos no por nada somos los únicos con conciencia de razón), pero no tenemos la necesidad de acelerar el estado de degradación, que no sabemos con certeza cuándo tendrá los efectos nocivos ni a quién afectará (puede llegar hasta nosotros mismos). Si bien en un futuro ojala lo más lejano posible estaremos todos muertos, nuestros hijos, nietos, etc. no lo estarán, y si algo de conciencia y preocupación por su bienestar tenemos, les dejaremos un buen lugar para vivir. Es como el padre que al morir deje de herencia sólo deudas: no queda más al hijo y sus demás herederos que repudiarla. Así lo veo: no quiero que mis nietos recriminen que alguna vez pude disfrutar de un parque verde, de un mar azul, y ellos ya no puedan. No descansaría en paz.

  • Óscar Vega

    20 May 201120/05/11 a las 01:25 hrs.2011-05-20 01:25:20

    Toda la historia, los humanos han creído estar viviendo el fin de los tiempos, advirtiendo sobre las calamidades que se aproximan irremediablemente, vaticinando un mañana castigador, acompañado de la promesa de salvación para los que se arrepienten (que el juicio final, que el colapso del capitalismo, etc.). Desde tiempos inmemoriales se anuncia esto, y sin embargo aquí estamos. Parece que si bien el fin es inminente, no es desesperantemente cercano, sino que exasperantemente lejano. Cómo quien se paraliza ante la cercanía del terror, o se desensibiliza ante la lejanía de este, la actitud frente a este fin inexorable tiende a relativizar y simplificar todo, de esta forma, lo poco que se salva de carecer de sentido parece ser el bienestar actual y propio, el resto parece emanar de una fuente más bien difusa... si al final, todos estaremos muertos en el largo plazo, o en el excesivamente corto (para algunos, el fin del mundo es este sabado).

  • Tomás Labbe B.

    19 May 201119/05/11 a las 23:07 hrs.2011-05-19 23:07:19

    Estimado profesor; No, los derechos, en teoría, están a disposición de su titular y ni animales, ni plantas ni tierras pueden alegar en tribunales. Digo que deberíamos considerarlos y superar la visión de falsa omnipotencia y superioridad que tenemos. El desprecio a la naturaleza y sus formas distintas al hombre de algún modo expresan el modo en que nos tratamos a nosotros mismos. Así como vamos, la mayoría, por la vida como "caballos de carrera" ocupándonos sólo de nosotros mismos (por cada uno, ni siquiera en alguna mínima unidad grupal), así pasamos por encima de todo y todos. Ojalá y nos preocuparan más el resto, pero ¿quién se sacrifica por los demás? ¿quién, racionalmente, preferiría el bien ajeno por sobre el propio? Son esos impulsos los que nos someten a la ley de la selva. En Derecho no se puede exigir solidaridad, sacrificio por los demás: no se exigen mártires. Pero me parece que, extrajurídicamente, es ésta una aspiración ingenua, pero legítima. Si usted aconseja gozar como parte de una "política personal", yo aconsejo pensar en el otro y creer que en la medida que nos preocupemos más por los demás, todos estaremos mejor (reciprocidad le dicen a eso). Por supuesto, sabemos muy bien que política es más popular.

  • Andrei Candiani G.

    19 May 201119/05/11 a las 19:44 hrs.2011-05-19 19:44:19

    No coincido con los ecologistas y su fundamentalismo a ratos, pero si hay que buscar la fuente más eficiente, y que sea lo menos dañina posible para el ambiente. Una esperanza está depositada en la tecnología. Un ejemplo: anteriormente, cuando no existían ciertos procesos productivos que permiten reducir emisiones tóxicas, estas simplemente se tiraban a la atmósfera, esperando a que el viento se las llevara a otro lado. Pero la cantidad de vertido al aire es cada vez mayor, y han aparecido estos avances como una forma de evitar un daño mayor. Inevitablemente intervenimos la naturaleza, en toda actividad humana desde los inicios de la historia, pero distinto es lograr un impacto lo más bajo posible, condicionado por la tecnología.

  • Claudio Palavecino

    19 May 201119/05/11 a las 18:31 hrs.2011-05-19 18:31:19

    Mi querido Tomás, seguramente Ud. estarà feliz entonces con los planes de Evo de dar a la naturaleza los mismos derechos que al hombre en su legislación...

  • Tomás Labbe B.

    19 May 201119/05/11 a las 17:38 hrs.2011-05-19 17:38:19

    Sé lo que es el instinto de conservación, es natural y el responsable de la supervivencia. Pero siempre me ha llamado la atención cómo ese animal que tan sólo destaca por la razón (que usa tarde, mal y nunca) cree ser amo y señor de todo lo que le rodea. Mueran los pingüinos y los colibríes africanos, los bosques y los ríos; no son humanos. Ojalá y alguna vez el ego nos dejara ver y valorar la naturaleza y sus demás seres. Quizás sobrevivir a todo costo no sea una decisión feliz...

  • Claudio Palavecino

    18 May 201118/05/11 a las 20:22 hrs.2011-05-18 20:22:18

    Queridos alumnos, evidentemente que la opción por el hedonismo irresponsable no puede generalizarse. Si todos se propusieran ser hedonistas irresponsables finalmente nadie podría serlo. Para que uno pueda entregarse despreocupadamente a sus placeres pequeños y vulgares, muchos deben optar por una vida responsable, sobria y esforzada. De otro modo las cosas no funcionan. Por tanto y, para tranquilidad de los hayekianos, mi adhesión a la célebre consigna de Lord Keynes es puramente intimista, no la promuevo como política social .
    En cuanto a la comparación entre la insignificancia de la vida orgánica frente a la inmensidad de un universo estéril, esta tuvo por objeto llamar la atención sobre los ribetes neuróticos del ecologismo militante.

  • Daniel Moris O.

    18 May 201118/05/11 a las 18:43 hrs.2011-05-18 18:43:18

    Concuerdo con Agustín en que el gran problema, y no sólo de Hidroaysén, es la desinformación en la discusión, que nos lleva a sostener posturas quizás livianas, o al menos dejarnos convencer por quien hable más fuerte, o más bonito (que hable), aunque no tengo en prinicipio nada contra los argumentos pasionales.
    Es cierto que geológicamente la historia del hombre ha sido nada más que un breve espacio de tiempo, pero eso no es, a mi parecer, argumento para desechar toda conservación y trascendencia, de hecho, ese argumento nos lleva, más que al "a (gozar) a (gozar)...", a un total sinsentido en el que lo más sensato sería simplemente nuestra extinción, pues la tierra era antes que nosotros y lo seguirá siendo que después. Sin embargo estamos aquí, y no lo estamos en vano, pues aunque la tierra pareciera ser más vieja que nosotros, el mundo no antecede a la historia del hombre. Ésta es producción de mundo en sí, y es por lo tanto toda nuestra trascendencia. Que la tierra parezca lenta no es óbice a que debamos consucir nuestra acción de manera que el mundo sea como queramos que sea.
    Ahora, respecto de Hydroaysén, a pesar de que me gusta la naturaleza y los paisajes y todo eso, especialmente el sur, si somos liberales (no digo que realmente lo seamos, sino que si queremos serlo) dejemos que la gente decida qué hace con su libertad. Si queremos volver a las cavernas cuál es el problema, y si queremos ahogarnos en contaminación y morirnos sin reproducirnos por cáncer respiratorio no hay problema; no se afectan nuestros hijos, ni niestros nietos, porque no están aquí, y si destruimos el mundo nunca lo estarán ni sufrirán. Creo que un debate informado llevará a que preferiremos inindar un valle austral y tener electricidad más barata, a que el costo de la vida suba y suba por salvar a alguna especie, que podría extinguirse al igual que nosotros (porqué la extinción de las especies anteriores se considera más natural que la que eventualmente provocaríamos nosotros, pensemos en que muchas especies se han extinguido depredadas por otras). Es cosa de que le preguntemos a "la viejita de la feria" o a "la viejita del almacén", que tanto citamos en clases qué quiere, si bosquen a miles de kilómetros, o pagar menos por la luz.

  • Agustín Searle V.

    18 May 201118/05/11 a las 11:37 hrs.2011-05-18 11:37:18

    Profesor, en contrario a lo que usted plantea, considero que si existe una motivación para preservar el medio ambiente. Recordemos que nosotros nos encontramos aquí porque otros ya cuidaron nuestro entorno. El "hagámoslo por nuestros hijos y nietos" no es un mero cliché, es una realidad; el mundo lo estamos destruyendo y no podemos ser ciegos al respecto.
    Sin embargo, creo que debemos ser sumamente responsables en como tratamos el tema. Y lo que puedo decir respecto a las últimas manifestaciones y campañas en contra del megaproyecto HydroAysén, es que me deja un deja un sabor amargo. Creo que la facilidad y expansión de las comunicaciones a provocado que la gente caiga en la "opinión fácil", simplemente adhiriendo a grupos por Facebook, haciendo comentarios cortos por Twitter y leyendo sólo los epígrafes de las noticias de nuestros diarios "objetivos". Lamentablemente creo que la discusión ha sido tremendamente desinformada y eso me asusta mucho más que unas represas en el sur de Chile. Claramente lo políticamente correcto es ser verde... y, aludiendo a lo que ya dije, opino que está bien; pero por favor seamos verdes con verdaderos argumentos, con información, y no porque se ve bonito.
    No quiero generalizar, porque me consta que dentro del grupo de personas que se encuentran en contra del proyecto, hay muchas personas informadas que debaten con verdaderos argumentos. Pero repito, me asusta que la gente ataque una iniciativa, a mi juicio necesaria para el país, utilizando argumentos con cero contenido y llenos de "pasión".

  • Andrei Candiani G.

    18 May 201118/05/11 a las 11:15 hrs.2011-05-18 11:15:18

    Un problema de HidroAysén radica en que no existe otra fuente de energía que suministre tal cantidad de electricidad al sistema chileno. Solo la energía nuclear tiene esa capacidad, para suministrar industrias, principalmente la vinculada a la minería del norte (el "sueldo" de Chile"). Los ecologistas apuestan por energías que en el corto plazo carecen de dicha capacidad de producción, siendo insuficiente para el crecimiento del país. Coincido en la necesidad de proteger el medio ambiente, pero toda fuente de energía implica un impacto ambiental. Como caricatura cruel del movimiento ecologista le dejo este capítulo:
    www.youtube.com/watch?v=WeneztNIhfM (parte 1 del episodio).

  • Jorge R. Martínez Rivera

    18 May 201118/05/11 a las 11:15 hrs.2011-05-18 11:15:18

    Francisco, buen video y muy certero.
    Quizá la cita de Keynes, sea lo único en que no se puede estar de acuerdo con la entrada del profesor.
    Pocos economistas han hecho tanto daño con sus disparates, a saber, demanda agregada, multiplicador keynesiano, paradoja del ahorro, a largo plazo todos muertos...
    Y no me cabe duda que el intervencionista Lord Keynes hubiera estado a favor de las renovables subvencionadas y de los ecologetas, aunque nos hubieran llevado a la ruina.

  • Rodrigo Vargas

    18 May 201118/05/11 a las 11:15 hrs.2011-05-18 11:15:18

    Si bien el triunfo de la entropía es inevitable, y por tanto, toda acción humana destinada a conservar el estado de las cosas no sólo es inútil, sino que incluso causa más daño (pues incluso las acciones de conservación gastarán energía), creo que si tiene un sentido la ecología, en cuanto la entendamos como la promoción de desarrollo sustentable en el tiempo, y no como la promoción de una especie de anarcoprimitivismo.

    Esto en cuanto el dominio del hombre sobre la naturaleza ha llegado a un punto tal, que es perfectamente posible agotar los recursos del planeta (algo que no era concebible en tiempos antiguos, salvo tal vez lo planteado por el reverendo Malthus), llevando a la especie a su autodestrucción, salvo que el desarrollo de la tecnología permita a la humanidad "abandonar la cuna" y colonizar otros planetas. Dado que lo anterior es imposible en un futuro cercano, creo que si tiene sentido defender el desarrollo sustentable, salvo que queramos que nuestro planeta no pueda albergar vida humana en el plazo de un par de generaciones.

    En ese sentido, aunque sea una quijotada intentar oponerse a la flecha del tiempo, no creo que sea tan insensato al menos dejar un planeta en condiciones decentes para que las generaciones futuras lo puedan aprovechar. Obviamente eso no tiene porque implicar volver a las cavernas.

    PD: Respecto al argumento de Jorge, de que la tierra no es más que una enorme bola de recursos, y que la capacidad empresarial siempre buscará la forma más eficiente de aprovecharlos, y por tanto se pueden aprovechar por siempre, me parece que cae en un error de razonamiento, que podría asimilarse a la paradoja de Zenón sobre la imposibilidad del movimiento, ejemplificado notablemente por la historia de Aquiles y la Tortuga, que cito a continuación:
    "Aquiles, llamado "el de los pies ligeros" y el más hábil guerrero de los aqueos, quien mató a Héctor, decide salir a competir en una carrera contra una tortuga. Ya que corre mucho más rápido que ella, y seguro de sus posibilidades, le da una gran ventaja inicial. Al darse la salida, Aquiles recorre en poco tiempo la distancia que los separaba inicialmente, pero al llegar allí descubre que la tortuga ya no está, sino que ha avanzado, más lentamente, un pequeño trecho. Sin desanimarse, sigue corriendo, pero al llegar de nuevo donde estaba la tortuga, ésta ha avanzado un poco más. De este modo, Aquiles no ganará la carrera, ya que la tortuga estará siempre por delante de él."
    En el caso que nos atañe, cada paso de la tortuga sería una innovación tecnológica que nos permite aprovechar mejor los recursos, y cada zancada de Aquiles un gasto de recursos naturales. Claramente el razonamiento de Zenón es falaz, lo cual se puede comprobar fácilmente por la experiencia, cualquiera de nosotros puede ganarle una carrera a una tortuga :)

  • Francisco Alvarado

    18 May 201118/05/11 a las 10:58 hrs.2011-05-18 10:58:18

    Me parece interwesante lo planeado por Jorge martinez, y no me puede dejar de recordar a "la tragedia de los comunes" de Hardin (un punto de vista muy lúcido a mi parecer), y cómo se vuelve importante una protección a la propiedad privada para cuidar incluso recursos naturales.

    De todas formas, el no pensar en el largo plazo, el dejarse llevar por el espíritu animal en este caso, es una concepción demasiado egoista de cómo aprovechar los recursos. En este sentido creo que se debe propender a buscar el uso más eficiente de los recursos´(y si eso significa hidroaysén, bienvenido sea) para que la mayor cantidad de generaciones pueda gozar lo mejor posible (a mi juicio no es sólo una variable: aumentar el disfrute propio; sino que se debe tambien tener en cuenta un goce sustentable: maximizar goce y tiempo)

    Profesor, y en relación a su vinculo Celia Cruz- Keynes, no puedo no dejar de recordar esto: www.youtube.com/watch?v=d0nERTFo-Sk ( a propósito de no pensar en el largo plazo y sólo disfrutar)

  • Jorge R. Martínez Rivera

    18 May 201118/05/11 a las 10:18 hrs.2011-05-18 10:18:18

    La tierra no es más que una enorme bola de recursos a disposición del hombre. El error de los ecologistas es que creen que la existencia humana depende de unos recursos o circunstancias ya dadas por el entorno. Falso, la pervivencia depende de la capacidad empresarial, v.gr., si se descubriese un carburador que trabaje con la mitad del combustible que los actuales, ¿no equivale a duplicar todas las reservas de petróleo?. Estoy de acuerdo con que la especie humana es incompatible con la naturaleza en "estado puro", quizá haya sido así en la época de las cavernas, pero los ecologetas no pueden obligarnos a volver hasta allá. Y si lo quieren hacer que lo digan de una vez.

    De todos modos, la naturaleza se defiende con una protección fuerte de la propiedad privada, la contaminación se concentra allí donde está la propiedad pública o colectiva: ríos, lagos, playas, calles.

  • Pablo Ortúzar M.

    18 May 201118/05/11 a las 08:58 hrs.2011-05-18 08:58:18

    Estimado Profesor,

    Que el hombre exista un segundo en el universo es una gran motivación para darle sentido a esa existencia en el reconocimiento del otro, además de un empujón notable para pensar en la trascendencia (si contra ese argumento cita las pobres opiniones de Hawkin, baste señalar que la genialidad de Pascal lo excedió con mucho). Parte de ambos movimientos - hacia el otro y hacia lo trascendente- tienen como puerta de entrada nuestra reflexión frente a la naturaleza y el vínculo que establecemos con ella (en ese vínculo nos pensamos también a nosotros mismos).

    Esto no justifica la moda ambientalista que ha generado el caso Hidroaysen (yo estoy a favor de la central, en particular porque creo que su daño ecológico es mínimo, estando el problema de su aprobación más bien en lo deficiente de las regulaciones a las que está sometido el proyecto), pero hace razonable que nos preguntemos por cómo queremos vivir en el mundo, qué formas de vida pretendemos cultivar y cómo se reflejaría eso en nuestra relación con el medio ambiente , no para evitar un destino ineludible (desaparecer como especie) sino para que ese segundo de existencia haya tenido sentido. Creo que a eso mismo apuntaría Hayek al articular una defensa política y radical de la libertad humana: la posibilidad de que la humanidad exista en su mejor versión sobre el planeta, aprovechando y desplegando las capacidades de todos en la mayor medida posible. También su idea del orden espontáneo expresa el asombro y respeto que genera la naturaleza y sus formas libres de autoorganización, más perfectas que cualquier planificación.

    Creo que en ideas como esas reside el valor del liberalismo, pues si el punto es defender la libertad sólo porque es eficiente, genera crecimiento económico y permite reivindicar el derecho a placeres pequeños y vulgares, no tiene mucho sentido. Mucho menos enfrentado a la eventual desaparición del hombre.

  • Javiera Ocampo S.

    18 May 201118/05/11 a las 00:48 hrs.2011-05-18 00:48:18

    Si bien al hombre lo han precedido extinciones de distinto tipo, y lo más probable es que también lo sucedan, no me parece un argumento justificable desde ningún punto de vista para dañar nuestro entorno, decir que por el simple hecho de que luego no estaremos en la tierra no es una justificación para dañarla directamente, y para acortar nuestra permanencia en ella. La verdad es que por ahora no acoge, y gracias a ella vivimos, y si lo único que hacemos es dañarla, amparados en que es el curso natural de lo hechos en la historia del universo, que nos muestra la futilidad de nuestra existencia, debieramos tratar de que eso no le suceda a nuestro planeta, para lo cual no es necesario una seguidilla de cadenas electronicas, ni protestas que a la larga terminan por dañar más que reparar, sino que a veces sólo basta el cambio de actitud individual.

  • José Varela P.

    18 May 201118/05/11 a las 00:25 hrs.2011-05-18 00:25:18

    Profesor, si bien respeto su opinión personal, yo no la comparto plenamente. Como supongo que a ud. también le debe suceder, me molestan mucho los ecologistas de "facebook, twitter u otras redes sociales", así como gente que jamás en su vida ha realizado algo por la causa ecologista, pero de un día a otro con la aprobación de hidroaysén son los mayores y más radicales defensores del medio ambiente. A pesar de esto, creo que en algunas ocasiones se debe admitir el cuidado del medio ambiente para prevenir ciertos riesgos que no son tan a largo plazo, como lo es por ejemplo el caso de la contaminación, y también en otros se debe hacer conciencia a alguna gente que explota indiscriminadamente los recursos naturales pensando que son ilimitados, cuando no lo son. De ahí que creo siempre se deba actuar con prudencia, y en casos tan importantes en que la decisión afecte a todos los chilenos, los procesos por los que se toma deberían ser más transparentes y democráticos, algo que en el caso hidroaysén no ha ocurrido, lo cual según mi parecer es su mayor falencia frente a la ciudadanía, ya que un buen porcentaje de esta acepta las razones de fondo del proyecto. En fin, es mi modesta opinión, mediante la cual trato de expresar que no comparto del todo su opinión de seguir lo planteado por Lord Keynes, y sí creo que debemos ser prudentes y tener conciencia respecto a nuestro actuar en materia ecológica, así como debe ser más transparente las decisiones que se tomen al respecto