La libertad

Claudio Palavecino 15 Dic 201115/12/11 a las 17:47 hrs.2011-12-15 17:47:15

"La puertecita de la jaula había quedado abierta. El pajarito se plantó, con un ligero estremecimiento, en la entrada y desde allí miró el vasto mundo primero con un ojo y después con el otro. Por su cuerpecito pasó el estremecimiento del deseo de los espacios vastos para los cuales estaban hechas sus alas, pero después pensó: "Si salgo, podrían cerrar la jaula y yo quedaría preso fuera". El animalito volvió a entrar y poco después vio, con satisfacción, cerrarse la puertecita que sellaba su libertad."

Italo Svevo, Fabulas.

Como el avecilla de la historia, nuestra ansia de libertad nunca llega demasiado lejos.
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Última Modificación 15 Dic 201115/12/11 a las 17:47 hrs.2011-12-15 17:47:15
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Comentarios
  • Álvaro Barros Astudillo

    20 Ene 201220/01/12 a las 10:03 hrs.2012-01-20 10:03:20

    Para variar, no puedo estar de acuerdo con el profesor. En especial cuando dice "nuestra ANSIA de libertad nunca llega demasiado lejos". En este sentido, me apego a lo que Tomás dice, en tanto creo que el punto es que justamente las ansias (es decir, el deseo de algo futuro) de libertad son infinitas, pero nunca llegan a ser concretadas (por la razón que sea; ya sea por opción propia o por imposición de otro).

    En este caso -en consideración a los dichos del profesor- lo fundamental no es lo que se haga o no alcanzada la libertad (independiente del grado de ésta), sino cómo el deseo de mayor libertad sirve como motivación para desarrollar nuestras vidas.

    El pajarillo muestra intención de querer salir y alcanzar la inmensidad que se le presenta. Tiene ansias de libertad. Enormes ansias de libertad. Ese es su movil para acercarse y estar al borde de abandonar la jaula.

    Creo que en nuestra realidad no es muy diferente. No es muy diferente en tanto también tenemos deseos, ansias, de libertad ilimitada. Y ese es el movil que tenemos para luchar por ella. Nadie busca reformas por una libertad ya existente, siempre es por las ansias de ellas. Ese es el problema que aquí se presenta. Si después -al momento de tomar la decisión- no se es capaz de optar o aprovechar esa mayor libertad, eso es otro problema.

    Lo fundamental es que la motivación de tener mayor libertad es lo que nos mueve. Es lo que nos lleva a buscar cambios sociales, políticos, económicos, y -al final- de toda especie. De lograr esos cambios, algo de la libertad alcanzada terminará beneficiandonos de todas maneras. Y así se ha visto a través de la historia de la humanidad. Tal vez la libertad tenga más valor como móvil, antes que como fin en si misma.

  • Pablo Fuentes

    29 Dic 201129/12/11 a las 00:01 hrs.2011-12-29 00:01:29

    En cuanto a la libertad: me pregunto si somos lo suficientemente responsables y racionales para considerarnos personas libres ¿Podemos decir que tuvimos libertad aunque nos equivoquemos respecto de la decisión que hayamos tomado? ¿De qué sirve la libertad si lo que elegimos nos termina haciendo más débiles, más miserables o nos termina matando?
    ¿Podemos darle libertad a aquel irresponsable que no conoce en verdad en qué resultarán sus decisiones?
    De aquí que creo yo que surgen dos formas de gobernar: o tratamos a la gente como individuos racionales y responsables y dejamos que elijan y tomen sus propias decisiones, o tratamos a la gente como ignorantes que en realidad no saben tomar decisiones que les favorezcan y entonces decidimos por ellos.

  • Claudio Palavecino

    28 Dic 201128/12/11 a las 23:32 hrs.2011-12-28 23:32:28

    Mis queridos alumnos, si uno quisiera plasmar un concepto de universidad a través de una metáfora, tal podría ser "templo del pensamiento" . El papel de los profesores-sacerdotes será, entonces, promover el ejercicio del pensar y velar porque se cumpla el rito, que vendría a ser para estos efectos la lógica, sin otros límites. La universidad ya no es templo del saber porque en la época que nos tocó vivir nos muestra que los saberes son frágiles y pasajeros, por tanto, no me interesa tanto la adquisición de saberes específicos como el cultivo del pensamiento. Y, esta es una planta a la que le aprovecha la máxima libertad. Este blog tiene ese propósito y las décimas que obtienen por cada opinión no buscan comprar intervenciones sino demostrarles que para mi esto es tan importante como el conocimiento de la ley o los temas que vemos durante las clases. En un segundo orden de importancia los profesores-sacerdotes debemos prepararlos para la lucha de las ideas y, por tanto, aplaudo la controversia y el debate. Los tipos rudos cumplen un papel importante porque los preparan para la lucha verdadera, la que deberán enfrentar fuera del templo. Osvaldo es rudo en los golpes aunque sutil en la forma. Digamos que pega con guante de terciopelo. Contengan la emotividad, porque distrae y apunten a las ideas.

  • Pablo Ortúzar M.

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:32 hrs.2011-12-28 22:32:28

    PS. La carta de Saffie apareció recortada. Aquí está: diario.elmercurio.com/ ... 6-8c5e-f95ae16afff6}

  • Pablo Ortúzar M.

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:31 hrs.2011-12-28 22:31:28

    Estimados,

    Es interesante la historia del pajarito y creo que la propuesta de Osvaldo respecto a su interpretación a partir de la distinción entre alienación y no alienación (liberación) abre la puerta a un excelente debate que se relaciona con otra discusión dada respecto a buscar la libertad "volviéndonos al otro" y no solitariamente (lo que podemos llamar la variable "into the wild" del problema del pajarito).

    Como se sabe, nuestra experiencia del mundo, y quien quiera puede discurtirlo, esta atravesada por la precariedad o sensación de déficit. Esta sensación de ausencia de plenitud en nuestro despliegue ataca a ricos y pobres, sanos y enfermos, sabios e ignorantes. Ha sido simbolizada por distintas tradiciones religiosas e intelectuales de diversas maneras. La que yo conozco mejor es la católica: el ser humano tendría una naturaleza "caída" (no corrompida por completo) desde su expulsión del edén. Esa sensación de plenitud perdida o no alcanzada es la que nos inquieta y nos mueve(Freud la explica desde el trauma de nacer, Platón desde la existencia en el mundo de las ideas que luego recordamos en este mundo).

    El mundo moderno nace de dos movimientos radicales respecto a este problema. Uno es el del protestantismo luterano y sus vertientes, que considerará la corrupción completa de la naturaleza humana con el pecado original ("El hombre es estiércol cubierto de la sangre de Cristo", dirá Lutero) y que terminará, como explica Weber, encontrando afinidad con el capitalismo (dada la idea original de que la única señal de vínculo entre Dios y el hombre era la profesión y sus frutos) y posteriormente secularizándose, desencantándose, para dar paso a una ética mundana que podríamos llamar "liberalismo" (en muchas de sus versiones al menos) que asegura que cada uno debe ser libre de buscar libremente el despliegue de sus habilidades (profesión) para poder recoger legítimamente sus frutos (utilidades), subsumiendo los vínculos sociales a esa búsqueda (instrumentalidad, utilitarismo en su versión más dura). El segundo movimiento es el pensamiento de Rousseau, que considera al ser humano como dotado de una naturaleza bondadosa, o al menos neutra, que es corrompida por la sociedad y sus instituciones. Este segundo movimiento marca todo el pensamiento revolucionario del siglo XIX, desde quienes pensaban en destruir directamente el Estado para "liberar" al buen salvaje, como Bakunin y Kropotkin (que investigaba la bondad intrínseca de hormigas y otros animales) hasta quienes, como Marx, pretendían usarlo para cumplir "etapas" libertarias determinadas por el desarrollo de los medios de producción hasta que finalmente no fuera necesario. El marxismo, la más interesante de estas doctrinas, construye una "teología" inversa a la católica concibiendo que lo separado en el orígen no es el hombre de Dios, sino el hombre del hombre, siendo el pecado original no el orgullo y la ambición de "ser como dioses", sino la propiedad privada, la ambición de poseer como individuo (en oposición a todos los demás) algo (Marx llama a ese primer momento "acumulación primitiva"). Así comenzaría la explotación del hombre por el hombre y la historia humana no sería sino la lucha de clases del hombre por someterse mutuamente, hasta que la clase que nunca ha poseído, que es pura negatividad, que es, por tanto, "pura", alejada del pecado de la propiedad, pueda, instalada en el poder, destruir la propiedad privada y finalmente el Estado, reconciliando al hombre con el hombre y a cada hombre consigo mismo, con su ser que es, según Marx, su trabajo (alienado desde que existe la propiedad privada).

    Así, con Rousseau y Marx llegamos a una conquista de la libertad que pasa por la negación de la propiedad privada desde el Estado, concebido como voluntad colectiva.

    Pero hay otras líneas de pensamiento, a las que adscribo, que entienden que el ser humano es incompleto por naturaleza y que, sin embargo, posee la capacidad, como individuo, de darse a otros voluntariamente, es decir, de amar, no obstante su constitución y la escasez del mundo lo hagan preferirse muchas veces de manera egoísta. La libertad, en todo caso, estaría vinculada con esa capacidad de darse voluntariamente y sólo sería libre el que logra amar, es decir, entregarse.

    Esta línea de pensamiento es calificable como "católica" y está también presente en algunos pensadores protestantes de corriente anglicana. Como ven, un marxista podría decir que no hay contradicción con su doctrina y que el Estado y sus leyes sería la forma en que nos entregamos a otros. Si no he entendido mal las ideas del profesor Atria y su concepto "sacramental" de la ley, esta sería su lectura.

    Sin embargo, en tal lectura hay un juego curioso con el elemento voluntario de la entrega y con la supuesta gratuidad de la misma, puesto que, como sabemos, el Estado opera a partir de la coerción. No es gratuito aquello que es obligado y por tanto tampoco tiene mérito moral. Pagar impuestos no es una forma de "amarnos" ("expresión de justicia y fraternidad" dijo hace poco en el diario uno de los más inteligentes alumnos del profesor Atria, Francisco Saffie diario.elmercurio.com/ ... 6-8c5e-f95ae16afff6} ). Así, pareciera ser que la libertad de entregarnos implica que exista la posibilidad de no hacerlo. No es gratuito un acto obligado. En este punto liberalismo y catolicismo, luego de batallar por casi tres siglos, parecen encontrarse. Y grandes pensadores, como Tocqueville, Burke, De Jouvenel y en especial Lord Acton, parecen haber notado esta particular afinidad, negándose a aceptar antropologías utilitaristas, pero afirmando, igualmente, la ventaja del orden liberal. Por ello no es raro que Jaime Guzmán, formado en la tradición católica reaccionaria de Donoso Cortés y Vázquez de Mella, encontrara, para sorpresa de muchos, afinidades con Hayek y estuviera durante sus últimos años dando vueltas en torno a las ideas de Michael Novak, teólogo norteamericano que defiende la afinidad entre catolicismo y capitalismo.

    El "salir" del pajarito, lo podemos entender entonces desde distintos puntos de vista trasladando las perspectivas planteadas a la historia. Un liberal utilitarista exigiría que el pajarito pueda manejar la puerta de la jaula a su antojo para salir a buscar beneficios fuera de ella y poder acumularlos adentro (que es lo que, sinceramente nos dirá, todo pájaro sensato haría, y es, además, lo que beneficia finalmente a todos los pájaros), un marxista aboliría la jaula (entendida como ámbito privado del pájaro) en nombre de algo así como un gallinero (un "vivar", diría el código civil) estatal, un católico marxista o "socialcristiano" haría lo mismo que el marxista pero entendiendo que someterse a las leyes del vivar (quiéralo o no el pajarito) es un acto de amor y un liberal católico diría que la puerta de la jaula debe quedar a disposición del pajarito, el que será libre en la medida en que puede decidir dejarla abierta.

    Hayek guarda un extraño silencio formal al respecto. Considera la última razón como la correcta pero sin utilizar un argumento católico, sino entendiendo el "dejar la puerta abierta" como el seguir un cúmulo de normas abstractas que beneficiarán (generando un "estado de derecho"), finalmente, a seres humanos que quizás no conocemos. Entregarnos, en algún sentido, a ellos. De Jouvenel, puede ser, le da a esta idea de Hayek cierto matiz católico.

    Felices fiestas a todos.

    Pablo Ortúzar M.

  • Felipe Hepner A.

    28 Dic 201128/12/11 a las 20:31 hrs.2011-12-28 20:31:28

    Estimados

    Sin ningún interés de desviar aún más el debate del tópico original, ni de seguir ganando decimas (debo ser cauteloso con mis comentarios pues la calificación de comentarista superficial o repetitivo, con la cual creo se me trató indirectamente, me resulta en sumo gravosa), realizaré un último comentario en este "post".

    No voy a reiterar que, como Jose, considero que el Blog como espacio de discusión ameno entre compañeros de curso no debe estar restringido a desviaciones o incluso a cambios en el tema (siempre y cuando estos persigan, por supuesto, un sincero interés del "comentarista"), mi comentario irá dirigido a otro tema que considero relevante. Lo que me preocupa de lo que ha sucedido con este "post" es el hecho de que no debiera, ninguno de nosotros, atribuirse la facultad de tildar o calificar los comentarios de los compañeros (sobre todo cuando esto se hace, bajo mi criterio, faltando el respeto a las demás personas que participamos de esta comunidad; ya que "superficiales" y "repetitivos" son calificaciones graves para un ambiente de compañeros de cátedra).

    Lo que quiero plantear con esto es que considero que debe ser el profesor quien restrinja, y solo si este lo considerase necesario, el debate generado espontáneamente en esta plataforma. No me hubiese merecido comentario esta situación si efectivamente el compañero Osvaldo se hubiera limitado a "indicar los argumentos en contra de la arbitrariedad", cuando en los hechos considero que se auto atribuyó la facultad de determinar cuando los tópicos no tenían relación con el debate, lo que no tiene de por sí nada de malo, pero que si me genera conflictos el hecho de que de esta acotación se deriva (o a lo menos esa fue mi percepción) un rechazo y censura de su parte al tema, ya que su continuación por parte de las demás "comentaristas" rayaría en la ociosidad (por no agregar en el abuso del sistema de décimas).

    Me merece un último comentario el sistema de las décimas. Considero que el incentivo dado por el profesor está en la generación de comentarios, y no en la generación de comentarios profundos o simplemente más elaborados (versus los comentarios "repetitivos" o "superficiales"), por lo que no nos debiera generar tanta sorpresa o incluso rechazo el hecho de que los compañeros utilicen esta plataforma con el único fin de ganar décimas (no creo que esto suceda en los hechos, pero planteo el tema dada la afirmación realizada anteriormente).

    Saludos, y cualquier cosa que quede en el tintero podemos discutirla personalmente en la facultad

  • José Varela P.

    28 Dic 201128/12/11 a las 19:21 hrs.2011-12-28 19:21:28

    *constantemente

  • José Varela P.

    28 Dic 201128/12/11 a las 19:20 hrs.2011-12-28 19:20:28

    Estimado Osvaldo

    Para no aburrir al resto de nuestros compañeros con las notificaciones del blog contantemente, el día que quieras podríamos conversar del tema que quieras y yo por mi feliz.

    Saludos

  • Osvaldo Guillen M.

    28 Dic 201128/12/11 a las 17:23 hrs.2011-12-28 17:23:28

    Estimado José,

    ¿Qué quieres decir con "creo que no has reparado ninguna de mis opiniones"? ¿Acaso me faltó tratar alguna de tus objeciones? ¿Fallé en responderlas?

    Si afirmas "estoy aburrido de que cada vez que comentes hagas ver tu (supuesta) superioridad intelectual", inevitablemente transformas parte de la discusión en un asunto personal. ¿O acaso es posible que esa frase fuese dirigida contra uno de mis argumentos? Mis argumentos no pueden poseer una (supuesta) superioridad intelectual, sólo yo, quien los pronuncia, puedo poseer dicha cualidad.

    Saludos

  • José Varela P.

    28 Dic 201128/12/11 a las 17:08 hrs.2011-12-28 17:08:28

    Creo que no has reparado ninguna de mis opiniones, no lo decía por un tema personal. Y has hecho bastantes comentarios que se valoran mucho, así como también me es gratificante ver alguien que se interesa por cosas fuera de lo común comparado con la gente ordinaria. No me agrado el último (ahora penúltimo) de tus comentarios, pero veo que el impasse ya se soluciono. Saludos

  • Osvaldo Guillen M.

    28 Dic 201128/12/11 a las 16:51 hrs.2011-12-28 16:51:28

    Estimado José,

    No me tomo a mal tu comentario. Soy consciente de las reacciones que pueden provocar mis opiniones. Si no lo fuera, no escribiría.

    Hay una diferencia importante entre abordar los temas que espontáneamente surgen al calor del debate e introducir sin mediar debate un tema que no guarda ninguna relación con lo discutido.

    Espero haber mostrado en los comentarios anteriores que la discusión del problema del libre albedrío, en este contexto, corresponde a la segunda hipótesis.

    Estoy de acuerdo contigo, es el profesor quien debe dirimir esta disputa. Yo me he limitado a indicar los argumentos en contra de la arbitrariedad. No pretendo, pues, erigirme en dictador.

    Acerca de mi pretendida superioridad intelectual, sólo me cabe bajar los brazos ante los gigantes que leo y escucho. Esos gigantes son, por supuesto, los músicos y los filósofos.

    Acerca de mi inveterado uso de la ironía, tengo que hacer notar que no he pronunciado ninguna hasta el momento. La ironía en mis comentarios ha sido, más bien, la excepción. Júzgame, pero antes léeme.

    No es soberbia ni gusto por el espectáculo lo que me mueve a comentar, son los temas que conozco. Y es mi debilidad discutirlos con la mayor seriedad. Sobre aquellos temas que no conozco no doy mi opinión.

    Si te molestan mis continuos reparos a tus opiniones, tienes dos caminos: ignorarlos o comentarlos.

    Saludos cordiales

  • José Varela P.

    28 Dic 201128/12/11 a las 15:29 hrs.2011-12-28 15:29:28

    Estimado Osvaldo,

    En cuanto a las décimas, si bien es cierto que en mas de algún caso ha habido un comentario fuera de contexto o que no tomo en cuenta todos los anteriores (como uno mío en este mismo tema), el objetivo principal del profesor (creo yo) es debatir sobre temas de relevancia política, económica, social, académica, etc. Por eso, si en un momento el espontáneo debate entre nosotros se re dirige a otra tema que el planteado por el profesor, me parece legítimo seguirlo, y no omitir lo que pensamos. El blog es un espacio de discusión entre la comunidad académica de Derecho Laboral II (profesor, ayudantes, alumnos), el cual, por cierto, me parece muy enriquecedor, ya que se ven posturas de personas que no siempre hablan en clases y que son bastante interesantes. Por ende siempre que el debate sea enriquecedor intelectualmente, me parece que no hay que ponerse tan restrictivo, y en caso de que alguien tome esa decisión, debiera ser el profesor y no un alumno. A su vez, me parece que tus comentarios irónicos están demás , y, por lo menos yo, estoy aburrido de que cada vez que comentes hagas ver tu (supuesta) superioridad intelectual (después de todo somos todos alumnos todavía, y aunque algunos por interés propio dominen más ciertos temas, no da para ponerse soberbios con nuestros pares).Saludos y espero no te tomes el comentario a mal.

  • Osvaldo Guillen M.

    27 Dic 201127/12/11 a las 21:21 hrs.2011-12-27 21:21:27

    Estimado Felipe,

    Hay una razón aún más sencilla para limitar el debate a lo publicado por el profesor: los comentarios dan derecho a décimas. Pocos de los comentaristas entran al debate por el debate mismo. La prueba son la abundante cantidad de comentarios repetitivos o superficiales.

    No cabe duda, esos comentaristas están abusando de los incentivos con el único fin de subir sus notas.

    También abusan aquellos que se inventan un problema. Si cualquiera puede hacer esto, ¿por qué no discutimos acerca de la mejor forma de criar pájaros o de confeccionar jaulas?

    Termino reiterando que los métodos y ejemplos que pertenecen al problema del libre albedrío son completamente distintos de aquellos relacionados con la libertad política.

    Saludos

  • Felipe Hepner A.

    27 Dic 201127/12/11 a las 19:53 hrs.2011-12-27 19:53:27

    Osvaldo:

    Tomo en consideración tu comentario, sin embargo, no me queda claro que la razón de esta plataforma de debate este limitada únicamente al tema planteado por el profesor. Es en este sentido que creo es aceptable e incluso fructifero para la mecánica de diálogo de curso que la discusión se pueda distender a áreas no contempladas por el profesor al momento de iniciar el "post". Dicho lo anterior, pasaré a hacer respuesta del comentario de Martín.

    Considero que la brecha o "margen" (en palabras de Martín) del libre albedrío que planteas no se podrá constituir toda vez que se puede arguir que incluso la racionalidad o emotividad que nos llevan a tomar una decisión se podrían explicar si tuvieramos un mecanismo para conocer la historia completa de la humanidad y el mundo, con lo que conoceríamos la multiplicidad de causas que llevan a un sujeto a actuar de un modo y no otro (claro que, según mi postura, realmente este "otro modo" no es más que una construcción mental y no tiene posibilidades de constituirse en los hechos).

    Saludos

  • Osvaldo Guillen M.

    27 Dic 201127/12/11 a las 19:17 hrs.2011-12-27 19:17:27

    Estimados Felipe y Martín,

    Quieren iniciar un debate en torno del libre albedrío, pero ninguno de ustedes ha logrado vincular exitosamente este tema con la fábula o el comentario del profesor, que son la razón de ser del debate.

    Les propongo, si de verdad están interesados en la discusión, intentar una interpretación de la fábula que sea coherente con el problema del libre albedrío. Pueden ver que más arriba yo realicé una interpretación que les puede servir.

    Sin embargo, quiero que noten lo distinto que va a llegar ser la discusión: la libertad en términos políticos y la libertad en términos metafísicos sólo comparten el nombre. Requieren de distintos métodos y ejemplos.

    Por lo demás, Felipe, mi referencia a los “filósofos que han afirmado la irrelevancia de la verdad del determinismo para nuestras elecciones cotidianas” no fue genérica. Uno de esos filósofos es Strawson.

    Saludos

  • Martín Fischer J.

    27 Dic 201127/12/11 a las 18:58 hrs.2011-12-27 18:58:27

    Analizando el tenor de los últimos comentarios, debo decir que no me parece incorrecta la aparición de una nueva arista del debate en la dirección que plantea Felipe. Esto es, como bien precisó Osvaldo, en torno al libre albedrío.
    Si de la libertad se trata, que más atingente que la discusión respecto del ejercicio de aquella. Del espacio, efectivo o ilusorio (de acuerdo a las conclusiones que cada uno alcanza), dentro del cual tomamos decisiones y pasamos a formar parte de las cadenas de causalidad factica.
    Por más que analizemos las causas, razones, sucesos y motivaciones que forman la cadena causal, me parece que siempre existe un margen para el libre albedrío, por más insignificante que este parezca. Incluso cuando este es mínimo, se completará de acuerdo a la elección y decisión. De esta manera, determinará y tendrá un efecto propio en el desenlace de los sucesos, el cual podría haber sido diferente de acuerdo al contenido de la elección. Consecuentemente, el espacio para el libre albedrío es efectivo, aun cuando su magnitud es tan variable que, en ciertos casos, es difícil reconocerlo.

  • Felipe Hepner A.

    27 Dic 201127/12/11 a las 17:40 hrs.2011-12-27 17:40:27

    Osvaldo;

    Me había percatado de que la discusión no había versado, precisamente, sobre el tema que intenté debatir. Es por esa razón por la que intenté derivar la discusión a un tema distinto que me pareció interesante (encuentro sumamente apropiada, de todos modos, la precisión que haces en cuanto al tema que yo hago referencia es al "libre albedrío" más que al concepto de libertad elaborado anteriormente por el profesor y los demás alumnos).

    Dicho lo anterior, me parece un tema sumamente interesante el que planteas, y me encantaría si, en vez de citar un ensayo de Peter Strawson (el cual no he tenido la oportunidad de leer y pretendo conseguir a la brevedad), o de modo genérico señalar la opinión de los "filósofos que han afirmado la irrelevancia de la verdad del determinismo para nuestras elecciones cotidianas", pudieras señalar someramente tus consideraciones respecto del tema del determinismo en las elecciones cotidianas, más allá de remitirte a lo que otros autores han dicho (lo que lógicamente es valiosísimo, pero que en el caso me imposibilita de seguir con el debate dado mi bajo conocimiento sobre el tema).

    Saludos Osvaldo y gracias de antemano

  • Osvaldo Guillen M.

    27 Dic 201127/12/11 a las 17:17 hrs.2011-12-27 17:17:27

    Estimado Felipe,

    Ni la fábula ni el comentario hecho por el profesor tratan sobre el problema del libre albedrío. Aunque interesante, es un tema que sólo tiene en común con lo que se está discutiendo el nombre.

    Aún en un esquema determinista, la libertad política tiene sentido, pues ésta no es un objeto de la metafísica, sino de la política. Ha habido, además, filósofos que han afirmado la irrelevancia de la verdad del determinismo para nuestras elecciones cotidianas. Un buen ejemplo de lo anterior lo constituye el ensayo “Freedom and Resentment” de sir Peter Strawson.

    No es sensato declarar resuelto un problema que le ha tomado a lo mejor de la humanidad tantas disputas, sin conocer lo que ellos han dicho.

    Saludos

  • Felipe Hepner A.

    27 Dic 201127/12/11 a las 16:45 hrs.2011-12-27 16:45:27

    Este fábula trata un tema tan interesante como lo es "la libertad". Frente a este manoseado tema me surge las siguiente dudas; ¿Qué hacer con la libertad? Y es pues que el texto plantea un tema interesantísimo: parece ser que a veces la libertad es mayor a la que deseariamos tener. De cada hecho, cada actidud y cada acción que tomemos surgen una innumerable e inpensada cantidad de consecuencias que nadie es capaz de preveer y que son lo que determinan, por la causalidad, el futuro no solo de nosotros, sino que el del resto del mundo (pues es la causalidad la que bien puede explicar y predecir los sucesos y no las fuerzas mágicas del adivino). Ya tomándome de esta constatación, parece haber un leve paso para poder concluir que todo lo que sucede no es más que una secuencia de miles de factores causales que determinan, como una cadena, lo que sucede, lo que sucedió y lo que sucederá, y con esto podremos preguntarnos: ¿Cabe hablar realmente de libertad en este esquema?, o bien ¿Dónde esta la libertad en esta causalidad factual?, quizás frente a este temor a la gran libertad una salida sea concluir que las decisiones que tomamos no son más que aparentes, pues nunca existió la posibilidad de actuar de un modo distinto al que actué, siempre que mis conductas estan determinadas por una inextricable red de hechos pasados. Así, volviendo a la pregunta ¿Qué hacer con la libertad?, quizás lo mejor sea simplemente negar su existencia.

  • Osvaldo Guillen M.

    27 Dic 201127/12/11 a las 10:38 hrs.2011-12-27 10:38:27

    Estimado Gabriel,

    Planteé dos preguntas. Veo que respondiste con plenitud una de ellas. Lamento que hayas dejado sin respuesta explícita la última de ellas.

    Sobre la segunda pregunta diste algunas pistas. Tu enfoque es heideggeriano, y si no es mucho el atrevimiento, existencialista. Tengo la impresión que el apuro te ha obligado a utilizar sin toda la precisión y alcance los conceptos de tan alta y difícil filosofía. Por ahora, renuncio a hacerte nuevas preguntas, pero espero que tus lecturas habituales nos deparen un intercambio más pausado de opiniones.

    No veo, en este contexto, la diferencia entre decir “ganar libertad” y “adquirir libertad”. Utilizaste la primera expresión, yo utilicé la segunda. Tal vez porque soy muy poco heideggeriano mis conceptos no se forman con un verbo y un sustantivo.

    De cualquier manera, cuando digo “adquirir” en lugar de “ganar” mi propósito es subrayar una de tus opiniones: las “condiciones impuestas dentro de la sociedad a la cual se pertenece”, y dentro de las cuales el hombre es libre. Esas condiciones sociales no pueden ser modificadas al arbitrio del hombre. No se trata, por tanto, que el hombre entre en un juego con los elementos, y salga derrotado o victorioso. El hombre, más bien, va tomando aquellas cosas que la sociedad tiene a su haber.

    Releyendo tu opinión me doy cuenta que tienes razón cuando dices que consideraste implícita la opción dos.

    Discrepamos, sin embargo, en un punto harto importante: no creo que para defender la libertad necesitemos afirmarnos en la íntima vinculación entre el individuo y la sociedad en una única comprensión del ser. Dado que esta discrepancia es demasiado amplia, la dejaré para otra ocasión.

    Fíjate, no obstante, que en términos políticos -o de convivencia- no es indiferente que en la interpretación del “volverse a otros” haya quedado, en tu opinión, implícito “un volverse hacia el colectivo” además de un volverse explícito hacia los otros individuos. En este caso, se puede exigir al individuo un mayor compromiso con el colectivo, lo que para algunos no dejará de ser un problema.

    Saludos cordiales,

  • Gabriel Budnik O.

    27 Dic 201127/12/11 a las 01:51 hrs.2011-12-27 01:51:27

    Estimado Osvaldo, no comparto el concepto de "adquisición de libertad", creo que traté de referirme a que existe libertad cuando se tiene relación del ser con su propio ser, la comprensión del individuo integral, basado en el encuentro de si mismo por voluntad de crecimiento, ahora bien, de esta misma manera también se está abierto al ser del mundo (Heidegger), por tanto no he descartado la opción dos , ya que está implícita, porque toda comprensión de ser, es a su vez la comprensión de lo colectivo.

    Sobre la identidad, me parece que más tiene que ver con rasgos del individuo o del colectivo, por lo que decir "fortalecer identidad", me parece insuficiente, ya que el hombre puede perderse entre la misma realidad de la que forma parte. Pienso que la libertad del individuo no es que venga condicionada por la sociedad, si bien existe una estructura unitaria, una totalidad estructural, ambos son elementos de una misma y única comprensión del ser.

    Saludos,

  • José Varela P.

    26 Dic 201126/12/11 a las 23:44 hrs.2011-12-26 23:44:26

    Estimado Jorge:
    Si bien lo que planteas es bastante coherente, no lo comparto para nada. Que cada uno vele sólo por lo suyo como si vivieran alejados, y no precisamente en sociedad como suele ocurrir me parece una mirada bastante egoísta, simplista e individualista. Mantengo firmemente mi argumento de que uno de los causantes de la gran cantidad de delitos que se cometen día a día es la ostensible y grosera desigualdad que existe en nuestra sociedad, así como el incentivo que se hace por los diversos medios de comunicación sobre el tener más y más. No sé en tu caso, pero yo soy de provincia, y una vez que llegue a Santiago me sorprendió mucho lo grosero que es la desigualdad en nuestra capital. Incluso hay gente que jamás ha bajado de plaza italia, que no conoce realmente su ciudad, y vive apartada del resto. Por lo que planteas, esto no te desagrada, pero a mí sí, y profundamente, creo que el vivir en comunidad lleva consigo ciertas concesiones en la búsqueda de una adecuada armonía social. Por muy interesante que me pareciera la lectura del semestre pasado, no creo en lo postulado por Hayek respecto a la no existencia de la justicia social. Saludos

  • Jorge R. Martínez Rivera

    26 Dic 201126/12/11 a las 23:34 hrs.2011-12-26 23:34:26

    Estimado José:

    El problema de expoliar a quien ha producido lo necesario para su sustento, no es un problema nominal (que si 'colaborar', que si 'solidaridad', que si 'justicia social') sino de principio: no se puede sostener racionalmente que unos seres humanos sean los "agnus dei" o animales de sacrificio (los que tienen recursos) para conseguir los fines de otros hombres (los mal llamados 'desposeídos').
    Me causa repelús tu afirmación de que la "desigualdad" genera delincuencia y por eso se debe otorgar un cheque en blanco al gobierno para que nos expolie: primero, porque el no robar es una cuestión moral fundamental que no requiere ser incentivada por nadie para que se produzca, ¿debemos 'colaborar' con el ladrón para que no robe, con el violador para que no viole, con el homicida para que no asesine? si la respuesta es sí ¿qué cosa abyecta es la moralidad y la libertad?; segundo, la sociedad no es sino un conjunto de individuos, no existe tal cosa como una sociedad distinta de los individuos que la conforman, por lo tanto, si un individuo tiene proscrito someter a otro, expoliar a otro, violar a otro, la sociedad -que sólo es un conjunto de individuos- tampoco lo puede hacer, no se puede someter a votación el disponer de la propiedad, la vida o la libertad ajena.-

  • José Varela P.

    26 Dic 201126/12/11 a las 22:29 hrs.2011-12-26 22:29:26

    *Sir Isaiah Berlin

  • José Varela P.

    26 Dic 201126/12/11 a las 22:27 hrs.2011-12-26 22:27:26

    A Osvaldo, estoy consciente que mi interpretación de Berlín no es fiel a lo planteado por él, pero me parece que es plausible, después de todo el aporte intelectual de un determinado personaje se puede interpretar de las más diversas maneras (pensemos tan sólo en que hay un curso en la facultad en que se interpreta a Hegel de forma marxista). Ahora bien, la gran pregunta que formulaste es hasta dónde debe llegar la intervención en la libertad negativa para asegurar un grado mínimo de libertad positiva de todos. Es bastante díficil responderla, y según mi opinión, ese límite debería estar determinado por el pensamiento mayoritario que tiene la sociedad en un momento dado, por el sacrificio que están dispuestos a realizar en la búsqueda de la paz social. Hoy me parece claro, que la gran mayoría de los contribuyentes aceptaría pagar un impuesto alto si le aseguraran que se gestionaría de forma eficiente y asignandolo a quienes realmente lo necesiten (y no a los corruptos que viven de la utilidad que les otorga el gestionarlo fraudulentamente, como nos señalaba el profe en la clase del viernes que le provoca aversión) para sus necesidades básicas. El problema radica en buscar los mecanismos para que eso sea posible, y allí, lamentablemente, no existe una respuesta unívoca.

  • José Varela P.

    26 Dic 201126/12/11 a las 18:27 hrs.2011-12-26 18:27:26

    A Osvaldo perdón, había pasado por alto el comentario de Andrés, o lisa y llanamente lo leí a la rápida. Citaba a Berlín porque me parece interesante, y sobre todo, porque como el profe en variadas ocasiones se ha manifestado en posiciones bastante liberales, estaba seguro de que iba a criticar la libertad positiva (cosa que efectivamente pasó, lo que quería era escuchar con qué argumento lo hacía) (profesor, entiendalo como una pequeña provocación intelectual). Intervenir coercitivamente en la esfera de otro suena bastante fuerte, por qué no podría ser colaborar para que en búsqueda de la adecuada armonía social la vida en sociedad sea próspera?. Hay evidencia empírica de que la excesiva desigualdad crea problemas muy graves, siendo uno de los principales de ellos (como se refleja hoy en día en Chile) la delincuencia. Se ve como la forma más fácil y accesible por parte de algunas personas de poseer lo que el mercado le trata de vender, pero que carece de recursos para obtener. Pensemos si no existieran impuestos (que son una forma coercitiva de intervenir en la esfera de libertad de una persona) y el estado no garantizara educación, salud u otras prestaciones básicas. ¿Se justifica la pura libertad negativa a como de lugar? Por más que me pareca atractiva, creo que no, la vida en sociedad merece ciertas concesiones en pos de la libertad positiva.

  • Claudio Palavecino

    26 Dic 201126/12/11 a las 17:10 hrs.2011-12-26 17:10:26

    José, la libertad positiva destruye la libertad negativa. Usted debe despojar a unos de lo suyo ( y por tanto intervenir coercitivamente en su esfera de libertad) para colocar a otros en la posición que desea. No me gusta la expresión "desposeídos" porque fomenta la idea completamente infundada, mentirosa, de que estos antes poseían algo que les fue quitado y ahora se les devuelve.

  • Osvaldo Guillen M.

    26 Dic 201126/12/11 a las 15:37 hrs.2011-12-26 15:37:26

    José,

    Andrés en el comentario número catorce alude a esa distinción. Deberías prestar atención a lo que han escrito tus compañeros, de lo contrario el diálogo deviene imposible.

    Aparte de la importancia que le otorgas al aseguramiento de las libertades de los "desposeídos", ¿cuáles son tus argumentos? ¿Hasta dónde debe llegar la intervención? ¿Quién tiene el deber de asegurar esa libertad? ¿Quiénes son los 'desposeídos'?

    Si no hay argumentos en tu comentario, y si todo se reduce a que consideras valiosa la protección dispensada a los 'desposeídos', ¿por qué citas a Berlin?

    Saludos

  • José Varela P.

    26 Dic 201126/12/11 a las 14:44 hrs.2011-12-26 14:44:26

    Un concepto que al parecer nadie ha tocado, pero que es bastante interesante, es el de la libertad negativa y positiva en los términos de Isaiah Berlin. Para él, la libertad negativa, que es la que se suele asimilar a libertad a secas, es la no interferencia del Estado dentro de la esfera de decisión de un individuo, o en otras palabras, que no me restrinjan mi actuar. La libertad positiva por contraparte se refiere a la capacidad de realizar algo, no refiriendose al no impedimeno, sino que a las circunstancias del individuo que se encuentre en posicionado de tal manera que pueda hacerlo. Para mí, a pesar de la fuerza irrefutable que tiene y ha tenido la libertad negativa en la historia universal, hoy en día, en una economía social de mercado como la que vivimos, es muy importante que se fomente la libertad positiva, se otorguen mecanismos para propiciar y permitir que los más desposeídos también la ejerzan garantizandoles ciertos deberes mínimos de la sociedad para con ellos.

  • Osvaldo Guillen M.

    26 Dic 201126/12/11 a las 09:14 hrs.2011-12-26 09:14:26

    Estimado Gabriel,

    Dices que la aparición del individuo libre viene condicionada por la sociedad a la cual el individuo pertenece. Luego agregas que este condicionamiento es necesario para la vida en sociedad, pero no declaras imposible la adquisición de una libertad con menos límites. En efecto, reconoces que a medida que el individuo sobrepasa esos límites se encuentra más alejado de la sociedad (i.e. más lejos de las condiciones que permiten al hombre ser libre junto a sus semejantes).

    De tus afirmaciones se desprende que hay libertad tanto en la vida del hombre en sociedad como en la vida del hombre fuera de ella. Una libertad colectiva y una libertad individualista. Dentro de este marco, el hombre puede escoger. Esta elección, sin embargo, provoca en el hombre consecuencias nefastas, las cuales pueden ser resueltas, en tu opinión, si fortalecemos nuestra identidad -una palabra que nunca mencionas, pero a la cual creo que te querías referir- como individuos-colectivos.

    Ahora bien, ese reforzamiento de la identidad colectiva podría en principio significar dos cosas: (i) un volverse hacia otros individuos o (ii) un volverse hacia el colectivo, que no es la simple reunión de todos los individuos, sino algo nuevo y distinto de ellos.

    En tu comentario, tuviste en mente la primera alternativa, pero omitiste cualquier referencia a la segunda. Sería bueno que nos dijeras si olvidaste o descartaste esta opción.

    Te seré sincero: no sé si el problema que quisiste resolver existe. Reconozco que es una pregunta que cada cierto tiempo ocupa a cierto número y clase de psicólogos. Sin embargo, no quiero ser injusto con tu opinión.

    Si la libertad del individuo viene condicionada por la sociedad en la que vive, es también cierto que las elecciones disponibles le vienen dadas por el mismo conducto. Por lo tanto, la angustia y temores, que son consecuencia de esas elecciones, vienen dados por la misma sociedad en último término.

    Todo parece muy claro, sin embargo, ¿cuáles son las características de esa sociedad?

    Saludos cordiales,
    Osvaldo Guillén

  • Gabriel Budnik O.

    25 Dic 201125/12/11 a las 23:48 hrs.2011-12-25 23:48:25

    "...nuestra ansia de libertad nunca llega demasiado lejos"...hablar de libertad en el hombre implica hablar de sus límites con respecto a ese individuo que aparece dentro de otros límites establecidos por condiciones impuestas dentro de la sociedad a la cual se pertenece. Si el hombre ganara una libertad ilimitada como individuo, el resultado sería la imposibilidad de adaptación y la incapacidad de poder unirse en concordancia con dichas condiciones dadas por la sociedad. Este problema se manifiesta en nuestros tiempos con la aparición progresiva de enfermedades psicológicas, manifestadas por la ansiedad e impotencia del hombre al no poder resolver el significado de "ser libre". Si bien la libertad nos proporciona ciertas características con respecto a nuestra independencia y racionalidad, al mismo tiempo nos insegura, ya que el percibirnos como individuos aislados nos descoloca y nos atemoriza. Creo que a esto se refiere la frase enunciada al comienzo, debemos comprendernos como individuos-colectivos y es por eso que nuestra real libertad va a estar siempre ligada al "volverse al otro" , lo cual significa que tener alas no significa poder volar.

  • Andrés Muñoz Cárcamo

    24 Dic 201124/12/11 a las 19:56 hrs.2011-12-24 19:56:24

    La libertad puede entenderse como el espacio en donde el ser humano tiene la posibilidad de determinarse actuando conforme a su propia voluntad. Esta esfera tiene, por supuesto, límites. Por una parte, se encuentra el límite interno, que corresponde a la capacidad efectiva del agente para autodeterminarse libremente. Por otra, está el límite externo, que es relativo al ámbito de libertad de terceros, el que no debe verse afectado por las decisiones del agente. Para estos propósitos, la ya tradicional distinción, entre libertad positiva y libertad negativa -realizada con mayor profundidad por el filósofo británico Isaiah Berlin, en su artículo "Two Concepts of Liberty"-, ayuda a clarificar estos aspectos. En términos simples, la libertad positiva sería la facultad de poder dirigir cursos nuestros de acción de manera independiente, decidiendo qué hacer o no hacer para cada caso. La libertad negativa, en tanto, sería el área en la que la persona puede tomar estas decisiones, sin que ellas estén sujetas a interferencia o coacción por parte de otros.

    Ahora bien, con respecto a la fábula, se desprende de ella que el pájaro es capaz de decidir si acaso quedarse dentro de la jaula o salir de ella. En este sentido, su libertad no está en estar dentro o fuera de la jaula, sino en su posibilidad de elegir entre estas opciones. Así, la avecilla posee la libertad positiva de determinar qué hacer. Mientras la primera alternativa supone mantener su estilo de vida, asumiendo la falta de de capacidad de realizar acciones fuera del encierro, la segunda abre mayores posibilidades, pero también mayores riesgos e inseguridades.

    Muchas veces tenemos posibilidades de decidir entre múltiples opciones, o bien entre alternativas cuyas consecuencias son indeterminadas, y debemos decidir considerando nuestras limitaciones, objetivos y expectativas. Obviamente, las restricciones merman nuestra libertad real, esto es, la realización efectiva y material de nuestras decisiones. Sin embargo, el primer paso es poder determinar qué curso seguir conforme a nuestra voluntad libre y exenta de intererencias.

    Saludos atentos

  • Claudio Palavecino

    24 Dic 201124/12/11 a las 19:22 hrs.2011-12-24 19:22:24

    Estimado Osvaldo, tu respuesta me ofrece la clave para resolver el malentendido. Mi comentario nunca tuvo la pretensión de ser una interpretación del texto. No he querido mediar entre el autor, su época y circunstancia y los lectores de este blog en busca de un sentido excluyente de otros posibles. Fue simplemente una impresión, brevísima y espontánea, sin deseo alguno de reclamar para sí un piropo de objetividad, sino destinada a provocar una reflexión sobre la libertad. Por tanto, mi intención no es defenderla como correcta, sino simplemente como legítima frente a lo que me pareció un reclamo autoritario de objetividad de tu parte. Por la misma razón no es mi intención refutar tu lectura que, sin duda, tiene un fundamento sólido en el contexto histórico e ideológico del autor.

  • Osvaldo Guillen M.

    24 Dic 201124/12/11 a las 14:50 hrs.2011-12-24 14:50:24

    Estimado profesor,

    Celebro que haya exteriorizado los criterios que guiaron su interpretación, esto nos permite a todos ahondar en lo propiamente literario del debate.

    Tiene razón cuando indica que hay arrogancia en mi opinión. Esta arrogancia, sin embargo, la ubica en el lugar equivocado, pues no creo -ni podría llegar a creer- que la interpretación que desarrollé es la correcta. En líneas generales, lo que expuse no es difícil de alcanzar. Es, creo, una respuesta que podría figurar en un manual de literatura.

    Tampoco se encuentra la arrogancia en el párrafo donde indico que “los genuinos términos del dilema son liberación y enajenación”. Es interesante notar que esa afirmación va precedida de otras que la justifican, y que en ningún momento califico a mi intepretación de obvia.

    Yo no he intentado descubrir las intenciones o motivos de Svevo, si por intenciones o motivos usted entiende una relación psicológica entre el autor y su texto. He buscado en el estudio de las corrientes literarias y en aquellas influencias documentadas la raíz de la interpretación que defiendo.

    Usted prefirió abrir ilimitadamente el campo de interpretaciones posibles, en lugar de atacar mi opinión directamente. Para que no quepan dudas, antes de contestar a su comentario, explicaré por qué la alternativa que escogió conlleva esas consecuencias.

    Si usted cree que puede “desentenderse de la subjetividad del autor y aproximarse a la obra desde la propia subjetividad”, no puede negar que cualquiera puede dejar de lado esos mismos datos que acompañan a un texto, y preferir escucharse a sí mismo. En esto no existen límites de ninguna naturaleza, sólo es necesario creer que se tiene acceso a una opinión separada de las restantes subjetividades.

    Es difícil, además, precisar la existencia de una opinión genuinamente subjetiva que al mismo tiempo valga como una interpretación válida de un determinado texto. Si usted quiere comunicarse con otras personas citando a otros, deberá al menos supeditar su fuero interno a los datos proporcionados por el autor y su texto.

    Esto no quiere implicar ninguna prohibición. Usted puede concluir lo que concluyó, pero debe al menos indicar que lo que está diciendo no vale como una interpretación del texto, sino como la verbalización de la primera impresión que le causó.

    Por lo demás, existen autores cuyos textos conducen explícitamente a conclusiones como la que usted defiende. No es necesario, por tanto, forzar a otros autores para que parezca que dicen lo que pensamos.

    Lo reitero, la interpretación que defiendo no es la correcta, es una lectura más fiel que aquellas presentadas hasta el momento. Espero que alguien pueda arribar a una mejor interpretación.

    Saludos cordiales,
    Osvaldo Guillén

  • Roberto Carrillo A.

    23 Dic 201123/12/11 a las 19:30 hrs.2011-12-23 19:30:23

    A veces es muy difícil alejarnos de lo seguro, de lo conocido, quizás la real libertad es poder decidir si tomar esa decisión o no (siendo el vuelo cualquiera de esas 2 opciones)

  • Claudio Palavecino

    23 Dic 201123/12/11 a las 16:08 hrs.2011-12-23 16:08:23

    Una observación en relación con la discrepancia que manifiesta Osvaldo sobre mi comentario al texto: Hay muchas formas de aproximarse a la obra de arte. una de ellas consiste en indagar los motivos y propósitos del autor, intentar comprender què quiso mostrar o expresar a través de la obra, si es que realmente quiso mostrar o expresar algo (se puede concebir obra sin mensaje que ofrezca nada más que goce sensitivo). Pero uno puede también legítimamente desentenderse de la subjetividad del autor y aproximarse a la obra desde la propia subjetividad: Què asociaciones de ideas y emociones me sugiere a mì el texto, porque de algùn modo, la obra se emancipa de su progenitor y puede hablar por sì sola. Me parece, por tanto, un poco arrogante auto-atribuirse la exclusiva comprensiòn de "los genuinos términos del dilema".

  • Tomás Labbe B.

    17 Dic 201117/12/11 a las 17:02 hrs.2011-12-17 17:02:17

    Qué difícil responder tras tremenda muestra de cultura, preparación y entendimiento.
    Como sea, yo también creo que se ha malentendido el fragmento. La mayoría ha apuntado hacia la posibilidad de elegir como comprobante de la libertad (más allá de si eso quería decir el autor o no); y pueden tener razón. Pero me parece que el sentido del relato, al menos para mí, va en una dirección distinta. Creo que lo que quiere expresar es que, en general, todos deseamos un cambio, en el nivel que sea, en la relación que sea, en la etapa que sea, en el lugar que sea. Un cambio que consideramos para mejor pues entendemos que nuestra realidad no es perfecta y nos rebelamos ante esas imperfecciones. Por eso gritamos y protestamos, y prometemos cambiar el mundo -abrir la jaula y escapar- cuando nos llegue nuestro turno... el turno llega pero las cosas no cambian. Todos, honesta o deshonestamente, proclamamos la apertura de la jaula, pero cuando tenemos la llave o ésta nos es abierta por otro, no giramos el cerrojo ni cruzamos el umbral, nos quedamos. Quizás sea que el conformismo nos pudo antes de que nos alcanzara nuestro turno; quizás descubrimos que nuestra realidad no es tan mala; o nos habrá paralizado el miedo a las alturas...
    Me parece que la cosa es preguntarse por qué si cada nueva generación quiere romper la jaula, cada novísima generación busca lo mismo... será que nuestra ansia de libertad nunca llega demasiado lejos; al menos no lo suficiente para renunciar a la comodidad de lo conocido.

  • Osvaldo Guillen M.

    17 Dic 201117/12/11 a las 14:50 hrs.2011-12-17 14:50:17

    Estimado Francisco,

    Tienes razón en lo que llevas dicho; mi intención, por lo tanto, no es rebatirte sino adornar con algunos comentarios la desnudez del análisis.

    Cuando estamos frente a una pieza literaria, tan importante como conocer el significado de las palabras es estudiar la obra.

    La fabula transcrita es un ejemplo de literatura italiana de tendencia subjetivista. Svevo, en lugar de transitar por los laberintos del verismo, decidió mostrar la voluntad y conciencia de sus personajes. No es extraño que en esta aventura Schopenhauer, Freud y Marx hayan sido sus guías.

    Por lo mismo, considero injustificado el comentario del profesor “como el avecilla de la historia, nuestra ansia de libertad nunca llega demasiado lejos.”

    El pajarito no se está debatiendo entre una libertad más o menos amplia; sólo nosotros, los lectores, podemos saber que sus opciones son la liberación o la enajenación. Sea dicho de una vez, hay pájaros afuera de la jaula: el pajarito no intenta, pues, representar una característica universal del ser humano; ni tampoco justificarla en aquellos que la poseen.

    Sentado que los genuinos términos del dilema son liberación y enajenación, tenemos que la decisión del pajarito no es distinta de la del burgués que, teniendo frente a él la perspectiva de un horizonte más amplio, enumera las grandezas de su vida estrecha (típicamente, el hombre del romanticismo; y de forma aún más baja, el escritor naturalista, los predecesores de Svevo).

    Concluir que “somos el pajarito de la historia porque somos enajenados” no es halagador. ‘Volar’ entonces no se convierte en una simple aventura hacia lo desconocido (como parece creer Tomás), o un viaje hacia lo exótico, se trata de romper con lo que nos mantiene presos (La sociedad burguesa, la represión de los instintos, etc.)

    No digo que Svevo tenga razón, sólo defiendo que ésta es una lectura más fiel. Todos al parecer han pensado la fabula de Svevo como un fragmento sacado de un libro de auto-ayuda, pero la literatura es más compleja que un repertorio de consejos gastados.

    Saludos cordiales,

  • Francisco Alvarado

    16 Dic 201116/12/11 a las 22:28 hrs.2011-12-16 22:28:16

    Discrepo con el comentario de Andrei y el de David, por lo siguiente.

    En primer lugar, porque en esos términos se deja a entender que la "libertad" consiste en ejercer una determinada acción, "Lo importante es poder ejercerla", y "La libertad consta en la elección", como sostienen. Bajo esta idea, la libertad de contratar se ejercería "contratando", y en el ejemplo del ave la libertad de salir y volar se ejercería volando fuera de la jaula.

    Sin embargo no creo que esto sea así. La libertad, es sencillamente la ausencia del deber de ejercer una determinada acción. Así, Si "X" tiene la libertad de "Y", significa que hay una conducta de X que no se le puede exigir: omitir Y. La libertad como ausencia de deber, por lo tanto, tampoco puede ser ejercida.

    Es decir, en términos simples la libertad es un estado, y no consta en la elección - como se dijo en un comentario anterior- sino en la ausencia de un deber de no elegir "la opción que se tiene por libre".

    Saludos,

  • David Moreno N.

    16 Dic 201116/12/11 a las 19:51 hrs.2011-12-16 19:51:16

    Claramente la libertad consta en la elección, y concuerdo con Tomás en relación al valor que hay que tener para tomar la decisión de dejar lo que uno está acostumbrado a hacer o a tener, sin embargo esa libertad y la superación del miedo de unos pocos pájaros han dado pie para el progreso y evolución del hombre.

  • José Varela P.

    15 Dic 201115/12/11 a las 22:58 hrs.2011-12-15 22:58:15

    Coincido con Gabriela, para mí lo principal de la libertad es poder elegir, no ser obligado a tomar decisiones que me imponga la mayoría. De ahí que el límite entre la libertad y lo que diga el "bien común" que muchas veces suele invocarse como argumento para atropellos muy feroces, es un debate que hasta el día de hoy lo encontramos entre nosotros. Saludos

  • Javiera Ocampo S.

    15 Dic 201115/12/11 a las 22:37 hrs.2011-12-15 22:37:15

    Concuerdo con lo dicho por todos, la libertad que reclamamos es la de decidir que hacer o no hacer, de acuerdo a nuestros gustos o principios. Y comúnmente no salimos de nuestra zona de confort debido a los temores que afecta a cada uno de nosotros, como dice Tomás mejor malo conocido que malo - o bueno - por conocer; el miedo a las nuevas experiencias es lo que en general nos detiene a llevar a cabo una acción determinada, sin embargo, lo relevante al respecto es que podamos elegir libremente en no realizar dicha acción, ya sea porque le tememos a lo desconocido o simplemente porque no nos interesa.
    Saludos

  • Andrei Candiani G.

    15 Dic 201115/12/11 a las 22:17 hrs.2011-12-15 22:17:15

    Lo más relevante de la libertad es poder estar en posición de ejercerla realmente. Eso es el inicio al vuelo.

  • Tomás Labbe B.

    15 Dic 201115/12/11 a las 21:29 hrs.2011-12-15 21:29:15

    Mejor malo conocido que malo por conocer... se necesita valor para dejar a lo que se está acostumbrado, no importa cuán terrible sea.

  • Gabriela Manríquez R.

    15 Dic 201115/12/11 a las 21:17 hrs.2011-12-15 21:17:15

    Profesor,
    Creo que a pesar de que la fábula refleja una realidad evidente de la realidad, el sentido en última instancia de la libertad es justamente tener la opción decidir, por lo tanto a pesar de que los sujetos decidan quedarse en su propio espacio y mundo conocido el objetivo es darles la oportunidad de decidir por sí mismos que eso es realmente lo que desean. Visto desde este punto de vista la ansia de libertad no sería salir de la jaula, si no simplemente poder hacerlo si así lo deseare. En última instancia las ansias de libertad llegan lejos desde el momento en que el sujeto decide no ejercer su derecho y no solamente cuando lo ejerce.
    Saludos.
    Gabriela.