Entrevista sobre las normas para nanas del Club de golf de Chicureo

Claudio Palavecino 27 Dic 201127/12/11 a las 15:44 hrs.2011-12-27 15:44:27

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Última Modificación 27 Dic 201127/12/11 a las 15:44 hrs.2011-12-27 15:44:27
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Comentarios
  • Claudio Palavecino

    4 Ene 201204/01/12 a las 12:25 hrs.2012-01-04 12:25:04

    Este otro està muy bueno tambièn: www.youtube.com/ ... =1&feature=endscreen

  • Rodrigo Vargas

    3 Ene 201203/01/12 a las 23:32 hrs.2012-01-03 23:32:03

    Luego de citar a Capusotto, debería darse por cerrada la discusión :P (aunque prefiero su versión peronista, es más divertido).

  • Agustín Searle V.

    3 Ene 201203/01/12 a las 01:55 hrs.2012-01-03 01:55:03

    Les dejo una interesante Editorial del Clinic escrita por Patricio Fernández sobre las "nanas". Sólo para hacer un pequeño contrapeso a lo recién posteado por el profesor.
    www.theclinic.cl/2011/12/28/las-nanas/

    Saludos.

  • Claudio Palavecino

    3 Ene 201203/01/12 a las 01:16 hrs.2012-01-03 01:16:03

    Peter Capusoto explica el concepto mucho mejor que yo:
    www.youtube.com/ ... =1&feature=endscreen

  • Francisco Vallejo C.

    31 Dic 201131/12/11 a las 13:24 hrs.2011-12-31 13:24:31

    En la página 59 de la Tercera de hoy Óscar Contardo publicó una columna llamada "El Club y las burbujas", desgraciadamente no la pude encontrar online, pero está bien interesante.

    Saludos y que tengan una gran celebración de año nuevo

  • Pablo Ortúzar M.

    29 Dic 201129/12/11 a las 20:20 hrs.2011-12-29 20:20:29

    Estimados Profesor y Osvaldo,

    No es una proyección de mala conciencia. Simplemente la voluntad de "rayar la cancha" al debate respecto a la discriminación y salir de la moralina jesuítica (esa sí, mala conciencia) y el análisis de lucha de clases vulgarizado que suelen salir a la palestra al enfrentar estos temas. Cuestiono, eso sí, su teoría del uniforme: el uniforme es un indicador de rol que permite coordinar expectativas en contextos complejos donde no todo el mundo se conoce (o reconoce), por eso es algo más bien moderno. Así, la idea de distinguir quién es miembro y quién presta servicios a miembros del club (para excluir a los segundos de los beneficios del mismo) sería la intención del club. Aunque, ahora que lo pienso, tambipen podría ser el "que no se llegue a pensar" que personas de habitus distinto al que los miembros del club tienen (suponen tener, aspiran a tener) sean confundidas por asistentes al club que llegaren a sentirse "amenazados" (esta hipótesis, que concuerda con la suya, me parece más extravagante que la anterior, pero no por eso descartable).

    Respecto a lo razonable de que el club pretenda excluir a las personas que prestan servicios a los miembros del club de los beneficios de éste, creo que es una ridiculez y un atentado a la libertad de sus socios. Por eso, concuerdo con Osvaldo (que simplifica perfectamente mi propuesta tripartita), o bien el club permite que los miembros ingreses "invitados" al título que sea (nanas, niños, parejas, etc etc) o bien simplemente no puede ingresar invitados o deben pagar por hacerlo. El vínculo particular que el socio tenga con esos invitados no incumbe al club, siendo el invitado "cualquier persona distinta del socio y su núcleo familiar invitada por éste al club".

    Ya que sacó el profesor a contardo a la palestra, el calificativo que sirve de título a su libro me parece muy aplicable a la normativa en discusión.

    Saludos,

    Pablo Ortúzar M.

  • Osvaldo Guillen M.

    29 Dic 201129/12/11 a las 19:20 hrs.2011-12-29 19:20:29

    Camarada Pablo,

    La explicación económica se aplica sin problema al personal del servicio del Club de Golf Las Brisas, pero es sumamente problemática en el caso del servicio contratado por los socios, aún teniendo en cuenta la aplicación irrestricta de la solución tripartita que propones.

    En cualquier caso, sea que se trate de soluciones alternativas o excluyentes, el Club deberá disponer de personal fiscalizador. El distinto precio de la tarifa, que puede dar lugar a distintas relaciones entre el Club de Golf y las empleadas, obliga a mantener dicho personal. Es un problema inherente a cualquier medida de separación el establecimiento de controles.

    Por supuesto, el elemento de control más claro es el uniforme. Sin embargo, sea que la obligación de llevarlo esté establecida o no, los fiscalizadores, dada la diversidad fenotípica, cuentan con dos pautas de discriminación: (i) el uniforme (¿va o no vestida con ropa de servicio?) y (ii) la apariencia, si falta el uniforme (¿Lleva o no la persona ropas finas, joyas? ¿Habla correctamente? ¿Se ve tranquila?)

    Son esos controles los que terminan por introducir cuotas inaceptables de discriminación, las mismas que prohíbe la ley laboral.

    Es obvio que el problema se presenta únicamente cuando el Club permite el ingreso de las empleadas de sus socios. Observemos que, desde un principio, la Administración pudo escoger entre dos regulaciones que no conllevan a una discriminación intolerable: (i) el Club podía permitir exclusivamente el ingreso a sus socios, o (ii) podía prescindir de los controles al interior del mismo.

    El fundamento del escándalo se encuentra, por consiguiente, en el comportamiento errático de la administración del Club de Golf.

    Dado que el Club de Golf ha permitido -¿por cuánto tiempo?- el ingreso de las empleadas de sus socios, debe cargar con esas dificultades. Perder socios como consecuencia de la prohibición del ingreso de los que no son invitados es probablemente el costo que debe asumir.

    Sus administradores, en cambio, han preferido trasladar esas cargas al ámbito de las relaciones contractuales mantenidas entre sus socios y un tercero. Con ello se pretendió conquistar el cielo y la tierra. Mantener atractivo el negocio y a la clientela cómoda, a costa de la dignidad de terceros.

    En lo demás, estoy de acuerdo.

    Saludos cordiales,
    Osvaldo Guillén

  • Agustín Searle V.

    29 Dic 201129/12/11 a las 15:27 hrs.2011-12-29 15:27:29

    Cristóbal:
    Estoy de acuerdo contigo con el reproche que ha de hacerse al Club de Golf en que claramente existe una discriminación.
    Sin embargo, como señaló el profesor en la entrevista, cuando se establece una obligación de utilizar un uniforme basado en la autonomía de la voluntad (como tú planteas) debes fijarnos en qué está detrás de dicha oligación. Lo que yo quería expresar con mi post es que muchas veces (la gran mayoría), detrás de los fundamentos del uso de uniforme hay un dejo discrimiantorio de separar a la nana de la familia en la que trabaja. En mi opinión, esa separación sí es discriminatoria. Sin perjuicio de que el uso de uniforme puede estar legítimamente justificado por razones de aseo o "protección", si existe esa separación creo que es discriminatorio. Lo interesante es como esta noticia ha provocado que discutamos estos temas, cuando antes nunca pasaron por la mente de nadie (por lo menos de la mía).

  • Jorge R. Martínez Rivera

    29 Dic 201129/12/11 a las 13:21 hrs.2011-12-29 13:21:29

    Estimado Francisco:

    A mí el procedimiento de tutela me parece en sí mismo una impostura legislativa, que parte de la base que hay una parte débil (trabajador) que se ha de proteger y otra fuerte (empresario) que debe limitarse. Esto basado en la errónea idea de que las relaciones jurídicas se dan entre equivalencias, y si ésta no se presenta la ley debe imponer igualdad. Yo niego la mayor. Mi punto es que la desigualdad es requisito de todas las relaciones jurídicas.

    Ahora respecto a las discriminaciones odiosas, el derecho de los dd.hh. no tiene más legitimidad para imponer la virtud por ley que cualquier otra rama jurídica. A mi juicio, el asunto fundamental es si la libertad incluye el 'derecho' a estar equivocado, y si es el Estado el que está llamado a poner un poco de cordura en nuestras prejuiciosas mentes.

  • Claudio Palavecino

    29 Dic 201129/12/11 a las 10:21 hrs.2011-12-29 10:21:29

    (Continuaciòn)
    En ninguna parte de la entrevista adjudico el monopolio de la discriminaciòn a un sector de la poblaciòn en particular. De hecho no tenìa en mente a las "familias tradicionales" del paìs, sino a los nuevos ricos y a la clase media. La discriminaciòn se da efectivamente en todos los estratos. En el libro "Siútico" de Óscar Contardo se relata el caso de una niña peruana que es dicriminada por su etnia y nacionalidad en una escuela pùblica del norte por compañeritos chilenos de aspecto no muy distinto de ella.
    Ahora bien, creo que nadie se atrevería a controvertir que la pertenencia a un club de golf en Chile, ofrece no solo acceso a determinadas prestaciones o beneficios sino sobre todo un "brillo social" que va en directa proporciòn al grado de exclusividad del mismo. Por la expansiòn de la prosperidad en las ùltimas dècadas, tales clubes han abierto sus puertas a gente variopinta, que no corresponde necesariamente al fenotipo "criollo" o europero de las Indias. Atendida tal circunstancia y la necesidad pràctica de admitir personal de servicio, pudiera ser màs urgente para algunos distinguir quièn es quièn en esos espacios, de manera que no se ponga en cuestiòn la exclusividad de los mismos.

  • Claudio Palavecino

    29 Dic 201129/12/11 a las 10:11 hrs.2011-12-29 10:11:29

    Estimado Pablo, recuerdo que el semestre pasado intercambiamos ideas sobre el tema de la discriminaciòn y la intervenciòn del Estado. Leída tu presente reflexión, intuyo (tal vez erradamente) que hay en ella un cierto grado de proyecciòn de culpa o mala conciencia de clase, por llamarlo de algùn modo, manifestada en que te pones en guardia respecto de cosas que yo no he dicho. Si te fijas bien, en la entrevista yo no afirmo que el uniforme es siempre discriminatorio., sino que podrìa dar lugar a un indicio (presunción, sospecha) de discriminaciòn cuando exigir su uso no encuentra otra explicaciòn que diferenciar, marcar, distinguir a alguien que se considera inferior, por motivo de raza, color, ascendencia nacional, nacionalidad u origen social. Conforme a la legislaciòn vigente siempre quedarà abierta la posibilidad al empleador denunciado de justificar la racionalidad de la medida. Pero tal como no se puede a priori afirmar que hay discriminaciòn tampoco se puede descartar de plano, porque salta a la vista que ese es un problema real de nuestra sociedad.

  • Cristóbal Lamas U.

    29 Dic 201129/12/11 a las 02:23 hrs.2011-12-29 02:23:29

    Agustín:
    A mi no me parece que el uso de uniforme en sí mismo sea algo discriminatorio. me parece que si se justifica en labores propias de la casa como cocinar o hacer aseo, sirve de protección, para no ensuciarse, etc. En todo caso me parece su uso o no uso está dentro de la autonomía de la voluntad de la nana o lo que se haya convenido en el contrato con la empleadora.
    lo que yo repudio es que un tercero ( el club de golf) interfiera en la relación laboral de la trabajadora doméstica y su empleadora y obligue a éstas a usar uniforme, fuera de su lugar propio de trabajo, y con el único fin de diferenciarlas (discriminarlas) y recalcarles su situación social y laboral, menoscabando su dignidad.
    si se quiere identificar claramente a las personas que no son socios del club, hay otros métodos para hacerlo, el uniforme no se justifica en ese caso

  • Agustín Searle V.

    29 Dic 201129/12/11 a las 02:11 hrs.2011-12-29 02:11:29

    Sin querer repetir lo ya comentado por mis compañeros y por el profesor, creo que esta gran "polémica del uniforme de las nanas" ha sacado del cajón un tema, no menor, que siempre ha existido y que nunca se había hablado. Creo que por primera vez nos estamos todos preguntando ¿es discriminatorio que las empleadas de casa particular utilicen "uniforme"? Algo que parecía tan obvio, tan habitual... ahora ha generado un debate que podría cambiar el orden de las cosas. Miro todo esto desde mi punto de vista. Yo nunca me había cuestionado el uso del uniforme por parte de las trabajadoras de casa particular, por el simple hecho que me parecía de lo más común. Pero son estas situaciones extremas, que cruzan el límite de lo permitido, las que me hacen preguntarme y concluir que el uniforme, como ya mencionaron algunos de mis compañeros, no es otra cosa que una clara muestra del clasismo chileno, discriminación pura.
    A raiz de lo anterior, no puedo sino alegrarme que haya "explotado" esta polémica... porque son situaciones como éstas las que nos hacen discutir si lo que hemos estado haciendo y lo que nos parecía tan "normal", es efectivamente justo y correcto. Personalmente, hago un mea culpa, porque de no haber sucedido esta situación... quizás nunca hubiese siquiera pensado que el uso del uniforme por parte de las nanas pudiese estar mal.

  • Pablo Ortúzar M.

    28 Dic 201128/12/11 a las 23:14 hrs.2011-12-28 23:14:28

    Estimado Profesor y estimados compañeros,

    La presunción que usted hace respecto a la motivación de exigencia de uniforme me parece demasiado fácil y estereotipada. Supone un conjunto de prejuicios poco razonables (vaya usted cualquier día a uno de estos clubs, elija el más caro si quiere, y verá que hay bastante diversidad fenotípica, quizás no "representativa", pero la suficiente como para descartar hipótesis racistas). De hecho, si lo prefiere, en los escasos espacios en que subsisten ideas estamentarias, como en el campo, el "servicio" suele no utilizar uniforme porque la distinción se considera mutuamente evidente, obvia. En tal sentido, el uniforme para "distinguir en forma excluyente y no generar confusión" tiene sentido sólo en el orden moderno no estamental, donde la confusión es efectivamente posible.

    Ahora bien, creo que si bien subjetivamente algunos podrían entender la exigencia de uniforme desde esa hipótesis discriminatoria, creo que la explicación real del problema es económica. El uniforme es un indicador de rol. Su argumento "funcional" respecto al sentido del uniforme es poco convincente (¿Por qué se viste usted formalmente para trabajar como abogado? ¿Alguien lo exige? ¿Por qué yo normalmente me visto como náufrago pero cuando debo hacer clases y asumir el rol de profesor cambio esa apariencia sin que alguien me obligue ni lo exija mi contrato?). Lo que se exige es portar ese indicador de rol en un espacio de esparcimiento para no confundir a un usuario (beneficiario) del club con una persona que presta un servicio en ese espacio pero no es beneficiaria del club. Así, pretende excluirse de los beneficios del usuario a quien no lo es a título de socio o invitado. Se pretende excluir a una persona que no ha pagado lo que debe pagarse del disfrute del beneficio de lo pagado por su empleador.

    Lo que me parece poco razonable es esa "inclusión excluyente", que no atiende al vínculo específico entre las "nanas" y las familias, por un lado, y a lo engorroso y complicado del sistema que proponen por otro (¿Quién va a fiscalizar que no haya nanas sin uniformes? ¿Habrá una "nana police"? ¿Cómo?). En tal sentido, lo lógico y OBVIO es que, tomando lo que señala Osvaldo en su conclusión, sea el empleador de acuerdo a lo acordado en el contrato el que establezca la vestimenta y formas de cumplimiento que considerará correctas. Frente a ello, el club, a lo más, puede establecer que a) o bien las nanas son parte de la familia y tienen por tanto los mismos beneficios; b) No son parte de la familia pero tienen los beneficios que corresponden a los invitados (y la familia carga con las obligaciones, si es que existen, para "invitar" a la nana, que puede incluir el pagar un determinado extra) o c) las nanas no tienen beneficios de invitado, sino que tienen un régimen específico de tarifas aparte del de los invitados. Toda otra distinción por parte del club me parece infundada.

    Respecto a los contactos, los pitutos y la falta de mérito, cabe resaltar, solamente, que estas formas "precapitalistas" de vinculación y adquisición de beneficios no son exclusivas de la clase alta, sino que todos los estudios al respecto concuerdan conque son "patrimonio cultural" del país completo (al igual que la búsqueda de posiciones "rentistas" y poco arriesgadas en vez del emprendimiento riesgoso). Lo que ocurre es que es difícil que el vínculo de proximidad entre personas de distintos grupos sociales permita que operen "pitutos" entre ellos. Si bien la modernización capitalista ha tendido a limitar, por exigencias de eficiencia, este tipo de prácticas (hoy un gerente o un abogado, por muy elegante, atlético y pituco que sea, si no da buenos resultados, NO da buenos resultados, y eso quedó claro con la reveladora publicación de que el sueldo promedio de los egresados de la Chile de derecho es más alto que el de los de la católica), hay, creo, que seguir buscando expandir espacios meritocráticos de encuentro, como nuestra facultad y se supone que nuestra universidad porque la circulación de elites republicanas (y, por tanto, la legitimidad del orden institucional) exige estos espacios y porque además son beneficiosos en la medida en que el encuentro de excelencias diversas genera (está demostrado) sinergia y motivación para la innovación. El punto preocupante al respecto es tratar de cerciorarnos lo mejor posible de que no se está excluyendo a personas muy capaces pero que, por criterios de selección inidóneos al contexto donde han desplegado su actividad, quedan fuera.

    Saludos atentos,

    Pablo Ortúzar M.

  • David Moreno N.

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:53 hrs.2011-12-28 22:53:28

    La discriminación es un hecho terrible, que trae consecuencias nefastas para la "paz" social, formando resentimiento e inclusive, odio desde un sector a otro. Una de las tantas expresiones de esto es el caso comentado en la entrevista, me parece positivo que este tipo de cosas salgan a la luz pública, sin embargo casos como este de discriminación se han dado en otras épocas y aun, no cambia nada con respecto al trato como sociedad que se les otorga a ciertas profesiones u oficios, eso es lo que tenemos que apuntar a buscar, más que una ley reguladora de esto, es hacer inclusivo el sistema, y educar a la gente para que pueda defender de manera correcta sus derechos, y para que no se discrimine a unos en desmedro de otros.

  • Francisco Bustos

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:47 hrs.2011-12-28 22:47:28

    Estimado Jorge

    Tiendo a estar de acuerdo en que la judicialización de los derechos fundamentales entre particulares puede abrir la "caja de pandora" y llevarnos al escenario -que creo tu visualizas- donde un particular pueda ser sancionado por no elegir por ejemplo a determinados trabajadores en la fase precontractual de la relación.

    Sin embargo creo que no vamos por ese camino. De hecho por lo mismo por ejemplo se excluye de la tutela todo aspecto precontractual (a diferencia de lo que se planteó en el proyecto de ley y en alguna legislación comparada).

    Creo yo que el fundamento del proyecto, o de los proyectos en este sentido no es proscribir TODA discriminación entre privados (eso sería un absurdo, todos discriminamos en nuestras relaciones interpersonales de amistas, trabajo, pareja, etc.)

    Lo que el Derecho, de la mano del derecho internacional de los derechos humanos busca proscribir son cierto tipo especial de limitaciones fundadas en causales odiosas, discriminación racial, de género, sexo, discapacidad, origen social o que busquen estigmatizar a las personas.

    El encontrar una forma de armonizar esas prohibiciones de odiosidad con la autonomía de los particulares es por cierto una cuestión de prudencia y técnica legislativa y de la que poco podemos discutir ahora tan en abstracto, pero sin duda merece repensarse.

    Saludos

  • Gabriela Manríquez R.

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:44 hrs.2011-12-28 22:44:28

    Me parece una discusión muy interesante, no sólo por la discriminación evidente que está presente en el caso que se presenta como un gran desafío para la sociedad chilena en general.
    También creo importante resaltar la hipocresía que ha existido por parte de los medios de comunicación para tratar el tema y la falta de sinceridad por parte de muchos al comentar y referirse al respecto (con esto me refiero a que muchos de ellos tratan igual de mal o incluso peor a quienes se desempeñan en servicios de este tipo). Por lo mismo me parece muy valioso que se den espacios como la entrevista efectuada al profesor, puesto que ya es suficiente de escuchar hablar a personas que comentan solo desde un punto de vista moralista y quieren sacar provecho político haciendo legislaciones rápidas y malas para quedar bien.
    Por último quisiera agregar que nuevamente la discusión nos deja claro que en Chile hace falta una mejor educación, no me cabe ninguna duda que este tipo de conductas se evitaría enseñando más que prohibiendo.
    Saludos.

  • Francisco Alvarado

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:37 hrs.2011-12-28 22:37:28

    Me parece relevante considerar que el hecho de identificar a una persona como "nana" en forma pública, no es intrínsecamente repudiable, lo problemático estaría dado por el móvil de la diferenciación (Además del carácter de la misma). Y claro es, que en el caso de que se prohibiera en abstracto el acordar la obligación de vestir como nana, implicaría que dicho trabajo, per se, es humillante y discriminatorio.

    Junto con esto, como bien sostiene Osvaldo - y que a su vez mencionó el profesor- la obligación de un vestuario determinado puede provenir tanto de la ley como del contrato. Sin embargo, en los hechos, el legislador no establece obligación alguna de este tipo para las empleadas de casa particular, y en la hipótesis de que tampoco aparezca en el contrato de trabajo, en caso alguno un tercero debería intervenir en el acuerdo que las partes libremente han convenido.

    Ahora bien, si los empleadores que habitualmente frecuentan el club de golf, han prevenido esta situación y por consiguiente han incluido en los contratos la obligación de usar vestimenta de "nana" cuando se frecuente un lugar de alta concurrencia - como algún club de esparcimiento o de Golf (como en el caso expuesto)- ¿Sería motivación suficiente el sostener que es necesaria dicha vestimenta para poder ubicar con mayor facilidad y celeridad - y así poder encomendar tareas específicas- a los empleados entre varias personas?

    Saludos,

  • Mariela Echeverría C.

    28 Dic 201128/12/11 a las 22:27 hrs.2011-12-28 22:27:28

    Como han señalado todos, este caso es una manifestación del clasismo que existe en Chile lo que para mi tiene su netamente su fuente en nuestra cultura. En nuestro país es un hecho que las carreras técnicas son miradas "en menos" en comparación con las carreras profesionales (no obstante su gran utilidad) como es el caso de obreros de construcción, electricistas, gafiters y en este caso asesoras del hogar, lo que se refleja en los sueldos y la creencia que se ha generado de que solo en la medida de tener un título profesional se podrá surgir.
    Ayer escuchaba a la Presidenta del sindicato de Asesoras de casas particulares, que al ser entrevistada respecto al tema se refería literalmente a su empleador como "su patrón". A mi juicio la utilización de término marca la relación laboral y de cierta manera permite que se den estos casos de discriminación, ya que se está reconociendo en la figura del empleador un poder de jerarquía que emana simplemente de su estrato social. Si bien se ha evolucionado en gran medida en la regulación de estos tipos de contrato, aun queda algo de la herencia del siglo XIX donde el patrón de fundo hacía y deshacía con sus peones. Mientras ese cambio cultural no ocurra en Chile y se reconozca que las asesoras del hogar realizan un trabajo como cualquier otro, es evidente que estos casos como el que protagoniza el Club de Golf seguirán presentes.
    Saludos!

  • Felipe Hepner A.

    28 Dic 201128/12/11 a las 15:07 hrs.2011-12-28 15:07:28

    Me sumo a las felicitaciones por la entrevista. Concuerdo con varios de los comentarios anteriores en cuanto es este un acto discriminatorio que refleja un clasismo intolerable que se ha radicado en algunos segmentos de nuestra sociedad. Dicho lo anterior, creo que es muy importante (y lo señala tambien el profesor en la entrevista) no sobrelegislar apuradamente para contentar a la opinión pública, ya que bien podría en este caso una legislación limitar excesiva e innecesariamente la libertad tratando de proteger la no discriminación (no creo que sea sensato prohibir el uso de del atuendo de las "nanas" cuando las partes pueden perfectamente acordarlo concensualmente, privar a las personas de celebrar un contrato con ese contenido si parece ser una restricción arbitraria).

  • Jorge R. Martínez Rivera

    28 Dic 201128/12/11 a las 14:11 hrs.2011-12-28 14:11:28

    Estimados:

    Yo no estoy del todo de acuerdo con lo planteado en la entrevista.

    La discriminación es una acción abominable, una manifestación del subconscientes colectivizante que existe en Chile, es decir, la idea de que la virtud viene aneja a los genes, a la apariencia, a la posición social y no a los logros de cada cual; esto merece nuestro reproche moral.

    Pero no estoy de acuerdo con que se creen legislaciones especiales (ley de no discriminación), ni que se judicialice la discriminación entre particulares, en estricto rigor sólo el Estado puede discriminar de modo ilegal, no los particulares. No se puede imponer la virtud por ley, ni suprimir las doctrinas erróneas por la fuerza (clasismo, racismo, comunismo, etc.). Podemos censurar moralmente a los clasistas, evitar su trato, boicotearlos, pero no se puede justificar el uso de la fuerza institucional (la ley) contra ellos.

  • Osvaldo Guillen M.

    28 Dic 201128/12/11 a las 10:36 hrs.2011-12-28 10:36:28

    El repudio generalizado a ejemplos tan claros de discriminación desmiente las creencias de algunos partidos políticos de izquierda. Si bien existen personas más poderosas que otras, en general, nadie tiene el poder suficiente para acallar a la opinión pública o imponerle sus dictados. Las decisiones que nos afectan no son el resultado de la negociación del 1%, son el resultado de una mayoría indolente o una mayoría responsable. Twitter, en esta ocasión, ha sido el instrumento a través del cual se han manifestado las influyentes clases medias.

    Tomás tiene razón cuando indica que en Chile los contactos valen más que los méritos individuales. Sin embargo, es necesario reconocer que este criterio predominante no ha sido absoluto. Hay personas ricas -quizás poderosas- que no lo eran hace cuarenta años; lo contario también es cierto. Ese ascenso de la riqueza no se debe exclusivamente, por supuesto, a la aplicación de criterios de ‘meritocracia’; también se debe a los buenos resultados de una economía parcialmente neoliberal y a la buena suerte.

    Por lo demás, es necesario reconocer que, si bien algunas personas reúnen en sus manos tanto cuotas de poder político como económico, carecen de otras influencias. Lamentablemente, en algunos casos. El retroceso cultural de las clases altas, más preocupadas de aumentar sus posesiones suntuarias que de pensar, avergonzaría a sus antepasados.

    Por último, quisiera contradecir el orden en que Gabriel plantea sus argumentos. La ley no puede tener por fin acabar con la discriminación. En este sentido, la constatación de la discriminación en nuestra sociedad es una obviedad antes que un reparo a la ley misma.

    También es necesario remarcar que, siguiendo las palabras del profesor, la vestimenta puede venir impuesta por la ley o el contrato. Y ya que las reglas internas de un club de Golf no son ley ni forman parte de las cláusulas de los contratos celebrados entre los socios y las empleadas, son inoponibles a éstas últimas.

    Felicitaciones al profesor

    Saludos cordiales a todos,
    Osvaldo Guillén Molina

  • Gabriel Budnik O.

    28 Dic 201128/12/11 a las 09:33 hrs.2011-12-28 09:33:28

    Buena entrevista. Me gustaría señalar que, pese a todas las garantías ya sea constitucionales como en leyes especiales, la discriminación sigue siendo un hecho. Chile, como ya han comentado algunos de mis compañeros es un país sumamente clasista y discriminador. Así entonces, aquellos que discriminan hacen caso omiso del respeto hacia el otro, de la libertad. Está bien, cualquier recinto privado puede tener su estatuto, sus reglas de conductas, pero éstas deben establecerse teniendo como mínimo un respeto hacia las personas. Lo curioso es que esto es uno de miles de casos de discriminación que por cosas de la vida sale a la luz. Así, no sólo en este tipo de clubes se ven este tipo de situaciones, sino que también en nuestro diario vivir. Ojalá se haga conciencia y la justicia dicte un precedente a seguir en casos similares.

  • Roberto Carrillo A.

    27 Dic 201127/12/11 a las 21:25 hrs.2011-12-27 21:25:27

    Aparte de las felicitaciones ya mencionadas, yo rescato el uso del concepto de libertad desplegado en la entrevista, lo cual es el piso de la discusión, junto con el concepto de discriminación en materia laboral (visto el semestre pasado).
    Aplaudo su aparición profesor, en especial porque la cátedra siempre ha sido de la idea de un revisionismo y análisis de la legislación imperante lo cual hace vital promover el debate, no sólo en nuestra aula de clases (no obstante de su relevancia).
    Saludos!

  • Andrei Candiani G.

    27 Dic 201127/12/11 a las 20:33 hrs.2011-12-27 20:33:27

    Excelente entrevista profesor, lo felicito. Me sumo al comentario de José sobre la situación laboral de dichas empleadas.

  • Javiera Ocampo S.

    27 Dic 201127/12/11 a las 20:08 hrs.2011-12-27 20:08:27

    Muy buena la entrevista profesor, concuerdo plenamente con lo dicho por usted, en general cuando a las asesoras del hogar se les solicita el uso de uniforme fuera de su habito de trabajo claramente constituye un medio para diferenciarla del grupo familiar que trabaja; se quiere marcar un limite entre "el patrón" y la sirvienta. Esto denota una actuación discriminatoria, actos que denotan, como dice Tomás, el carácter clasista de nuestra sociedad, donde siempre buscamos marcar la diferencia entre "nosotros" y los que están "por debajo nuestro".
    Espero que el recurso de protección prospere, y a partir de esto que se de cuenta de que nuestra sociedad - al menos la mayor parte de ella - repudia este tipo de actos.

  • José Varela P.

    27 Dic 201127/12/11 a las 16:30 hrs.2011-12-27 16:30:27

    Primero felicito al profesor por su aparición y muy correcto manejo en el noticiero. A su vez, coincido con Tomás, y es una opinión personal que siempre he tenido el que nuestra sociedad es clasista, discriminadora, arribista y con poco espacio a la meritocracia. Lamentablemente es y siempre ha sido así. A nosotros como futuros profesionales no nos queda nada más que intentar cambiar esto, aunque es muy díficil luchar contra algo que ha formado parte de nuestra idiosincracia por tantos años....

  • Tomás Labbe B.

    27 Dic 201127/12/11 a las 16:16 hrs.2011-12-27 16:16:27

    Notable; hay un poco de orgullo al ver al profesor de uno como experto en una materia influyendo en la opinión pública.
    Celebro la honestidad de la entrevista. Se deja bien en claro que la única razón posible -"no seamos hipócritas"- detrás de esta medida es el afán de diferenciarse social o racialmente. Igual de claro quedó que tal motivación está proscrita por la ley y constituye discriminación arbitraria.
    Hoy en la mañana escuchaba la entrevista a un sociólogo que sostenía que esta medida no era sino la expresión de este Chile, un país clasista y discriminador, donde el apellido y los contactos valen más que nada y donde la meritocracia tarde más que en ningún lado. Coincido con la opinión. También coincido cuando más tarde, viendo el vaso medio lleno, el estudioso afirmó que la discriminación ha "ido a la baja" y que, mientras desvelados casos como éste, la opinión pública muestre un repudio generalizado, aunque sólo sea por twitter, no estamos tan mal.
    Ojalá se acoja el recurso y el caso siente un precedente que sea tenido en cuenta por los señores legisladores.